
Urquía: un acuerdo social dará tiempo para oxigenar la economía
Para el referente agroindustrial de AGD, el nuevo gobierno necesitará “seis a nueve meses de tranquilidad” para gestionar urgencias, entre estas una negociación con el FMI por los vencimientos de la deuda.
Roberto Urquía, referente de la agroindustria nacional desde Aceitera General Deheza (pertenece a la familia fundadora, hoy apoderado del grupo) opina que la administración de Alberto Fernández necesitará un plafón de seis a nueve meses para iniciar con éxito la nueva gestión. Entre otros temas sensibles, las tratativas por el financiamiento contraído con el Fondo Monetario Internacional (FMI).
De allí que, ante Container, el ex senador nacional por Córdoba consideró necesario que el nuevo gobierno lleve adelante un acuerdo con los actores económicos y sociales.
Transición
“Me parece bien que se trate de hacer un acuerdo económico y social porque el gobierno que asume necesita tener seis a nueve meses y un oxígeno de tranquilidad para poder delinear diferentes temas. Tenemos que afrontar el reperfilamiento de la deuda externa, que es importante, y la negociación no es de un día para el otro. Los entes internacionales son duros, a veces no comprenden la realidad y la cultura de un país”, analizó.
Dentro de ese acuerdo económico, “todas las variables tendrían que estar fijas” o alineadas, opinó, y esto le daría al gobierno la perspectiva de trabajar en los distintos frentes, en particular el de la deuda, dado los vencimientos que se avecinan. “Sin ese arreglo es muy difícil empezar a pensar que lleguen inversiones al país”, consideró.
Dólar y retenciones
Urquía fue consultado de manera específica sobre los derechos de exportación y las modificaciones que se insinúan, incluido un virtual incremento de las retenciones al agro, en el marco de la política cambiaria.
“Los derechos de exportación no son buenos, en muy pocos países existen. Como filosofía debemos estar en contra, pero sabemos que este país necesita recaudar; hay mucha evasión de otros impuestos, como ganancias”, indicó para acordar que el Gobierno se cubre a través de los derechos de exportación, que es un impuesto de fácil recaudación.
Y recordó que, independientemente del color político los gobiernos, aunque han prometido sacar las retenciones, no lo hicieron, más allá de que las han subido o bajado, y hasta quitado por un tiempo, como ocurrió con los cereales (trigo y maíz) durante la gestión de Mauricio Macri.
En opinión de Urquía, el nivel de las retenciones tiene directa relación con el tipo de cambio que tiene un país. “Por ahí es más gravoso un derecho de exportación de 10 por ciento con un dólar de 50 pesos, que una retención de 20 ó 30 por ciento con un dólar de 90 pesos”, ejemplificó. “La relación entre derecho y tipo de cambio para mí es una relación que hay que establecer”, planteó.
En este plano se refirió a las especulaciones respecto de un desdoblamiento cambiario, con un dólar comercial y un dólar financiero alto (en ese caso no se tocarían las retenciones) o un dólar único, punto sobre el cual los economistas no se ponen de acuerdo.
Crear empleo
El referente agroindustrial sostuvo que se necesita crear empleos e ir dejando paulatinamente de lado los planes sociales sin una contraprestación. Un acuerdo económico y social deberá estar encaminado a sentar las bases para crecer, opinó.
Durante su intervención en la Sexta Convención de Maíz en Córdoba, Urquía se declaró partidario de contar en la gestión oficial con un ministerio o secretaría para impulsar el valor agregado productivo.
“Tenemos que crear condiciones. Como señaló el doctor Fernando Vilella (catedrático de la UBA), la bioeconomía es biomasa más conocimiento, y la biomasa ´viaja mal´, tiene altos costos de transporte. Al viajar mal, lo que hay que hacer es agregarle valor en origen”, afirmó Urquía.
“No podemos seguir dándonos el lujo de exportar el 70 por ciento de la producción de maíz en estado natural o los volúmenes de grano de soja cuando tenemos una industria que agrega valor; y así puedo hablar de la industria molinera, de la carne, de la industria láctea. Agregar valor nos independiza de monomercados y nos hace geopolíticamente más fuertes”, concluyó.