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Hacia dónde va el mundo: Cómo podemos traer dólares genuinos

Hacia dónde va el mundo: Cómo podemos traer dólares genuinos

Una gran noticia es que baja la tasa de pobreza a nivel mundial y aumenta la esperanza de vida. Los hábitos de consumo están cambiando; la proporción en alimentos es cada vez más chica y sofisticada.


GUSTAVO SCARPETTA

Especialista en comercio internacional


Cuando pensamos cómo o de dónde la Argentina puede atraer dólares genuinos, en mi reciente libro Hacia dónde va el mundo me permito describir algunos ejemplos.

Ecuador pagó la publicidad más cara en el Super Bowl, porque su mercado de turistas es Estados Unidos. Los británicos están promocionando la marca país en China, apuntando a los 125 millones de ciudadanos que salen todos los años de vacaciones. El año que viene serán 140 millones. Los museos de Londres están llenos de chinos.

Nosotros recibimos a turistas a razón de 800 dólares por viajero; Brasil recibe menos, pero por 1.600 dólares por viajero. El tope de gama, Australia y Luxemburgo, 5.000 dólares por viajero.

Podemos vender marca país, somos los que más turistas recibimos en América del sur, pero podemos vender paz, tenemos una baja tasa de homicidios.

Gustavo Scarpetta durante su presentación en el panel organizado por Container en el auditorio de La Voz del Interior.

Alimentos, ¿para quién?

Tenemos los que alimentan animales y los que van al supermercado. No exportamos alimentos envasados para góndola, solo el nueve por ciento (hasta el 15 por ciento). Exportamos forraje, alimento para ganado. La mitad de lo que exportamos es alimento para otros animales.

Decimos que producimos alimentos para 400 millones de habitantes. No, producimos alimentos que se le dan de comer a animales y que alimentan a 400 millones de personas. Es un mito. Producimos soja…, para animales. Que después se convierten en alimento.

Gran noticia

Una gran noticia a nivel mundial es que baja la pobreza; es una enorme noticia, de las mejores del mundo. Junto con la esperanza de vida, mejor no nos puede pasar. Ahora, ocurre que si la gente deja de ser pobre, el que es más rico empieza a consumir celulares, tecnología, turismo; no va a comprar tres kilos de pan si ayer compraba uno. Va a saltar primero en calidad de proteínas, después en vinos, en lujos.

La baja de la pobreza se muestra en el comercio mundial; la proporción en alimentos es cada vez más chica y más sofisticada. Gente dice “no OGM” (organismos genéticamente modificados o transgénicos) o sin gluten, y tendencias que no son tan nuevas, como comercio justo. Estamos ante un consumidor muy distinto, que se preocupa de que no haya trabajo infantil. Hay productores de maní que ya tienen ese etiquetado, el cuidado del medio ambiente.

Hay cadenas mundiales que casi no reciben productos si no tienen etiquetado de comercio justo.

Mario Bragachini (ingeniero del Inta, fallecido recientemente) insistió muchos años con dar un salto en el valor agregado a los productos de origen agropecuario para pasar de 700 a 1.100 dólares la tonelada exportada. Hoy sería muy bueno contar a nivel nacional con una Secretaría de Valor Agregado para hacer escalar todas estas cadenas.

Un ejemplo es Nueva Zelanda, el único país productor de alimentos que además logró ubicarse entre los países desarrollados.  ¿Cómo lo logró? Mejorando el valor de todo lo que exporta. Mejores quesos, mejor leche en polvo, más kiwi, mejores vinos, de mayor valor.

Potencial

Nosotros tenemos un debate ecológico, ambiental, pero hay productos en los que podemos tener potencial, como el litio. Las reservas son 80.000 millones de dólares. Un poquito más que un año de todas las exportaciones.

Desde Córdoba exportamos más videojuegos que chocolates, casi el doble. Somos séptimos exportadores en productos del agro a nivel mundial, pero estamos cuartos a nivel mundial en servicios audiovisuales.

La Premier League de fútbol recauda el doble que la liga española porque se dedica al mercado asiático. Todos hablamos de Asia, pero seguimos teniendo un solo paso a Chile para salir por los puertos del Pacífico y cuando cae nieve no podemos pasar.

El 54 por ciento de lo que vendemos llega a 10 países y le compramos a tres el 52 por ciento. Tenemos que abrirnos; la industria le tiene que vender más a los vecinos y tenemos que pensar más en Asia.

Ni apertura indiscriminada, ni cierre del comercio. Tenemos que vender más, comprar más; no hay ningún país que sin vender más y sin comprar más haya crecido.


Extracto de la participación en el panel sobre economía y comercio internacional organizado por Container en el auditorio de La Voz del Interior.

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