Respiro en concesionarias: ventas por coberturas y atención presencial
La buena noticia es que retomaron la actividad en sus salones y hay demanda de inversores para cubrirse del cepo cambiario. La mala, el mercado se achicó violentamente y no habrá una recuperación rápida.
CARLOS PETROLI – EDITOR DE CONTAINER
Protocolo sanitario mediante –tanto para operadores como clientes—las concesionarias de autos retomaron en Córdoba la atención presencial en sus salones y la entrega de vehículos con turnos programados. Un respiro en medio de una extensa cuarentena.
A grandes rasgos y con los resguardos del caso, la actividad incluye a los salones de ventas, a los talleres para servicios esenciales, repuestos en modalidad delivery. En suma, la atención para la venta de un usado y de un cero kilómetro con un protocolo especial en los salones y la entrega de unidades a domicilio, que también se puede realizar.
En esta ocasión, Container efectuó un paneo para reflejar la situación y perspectivas del negocio de las concesionarias con datos y opiniones de Sebastián Parra, secretario de la Cámara de Comercio Automotor de Córdoba (CCAC), Manuel Tagle (titular de Autocity) y Daniel Montironi (Montironi Automotores), estos dos últimos en condición de columnistas.
Ventas en picada
En la provincia de Córdoba conviven unas 65 firmas concesionarias y entre 300 y 400 agencias de autos usados que ocupan a unos 7.000 colaboradores en las distintas áreas, incluida la gestoría y mecánica.
“Durante la cuarentena estamos trabajando con niveles de venta muy bajos; en abril, los patentamientos en Córdoba fueron 520 autos, casi un 85 por ciento menos de operaciones de vehículos cero kilómetro”, resumió Parra.
La brecha cambiaria y el endurecimiento del cepo al dólar movilizaron los negocios en las últimas semanas. Los automotores aparecen como opción de resguardo también frente a la perspectiva de mayor inflación.
Hasta mayo, los concesionarios cuentan con la cobertura oficial para cubrir salarios (50 por ciento de aporte estatal, 25 por ciento las empresas y 25 por ciento que cede el sector laboral).
Caja de herramientas
Según Parra, el sector empresario junto con el Gobierno deberán trabajar sobre la “caja de herramientas” para encontrar salidas a la crisis, tanto ahora como para “el día después” de la pandemia. Tratándose de las cifras que se barajan en el mercado automotor nacional, la luz todavía no aparece en el fondo del túnel.
En medio de la emergencia, las empresas deben atender varios frentes: gastos de estructura, capital de trabajo, y costos extras en sanidad, procesos para desinfectar un auto, cómo mostrarlo.
El rebote no está cerca
El rebote del mercado automotor, analiza Parra, va a depender de la situación económica macro, de los precios pero, fundamentalmente, de la financiación que puedan diseñar en conjunto el Gobierno, las terminales y las concesionarias. Si la economía vuelve a la normalidad con un poder adquisitivo razonable, con esta herramienta es dable avizorar una recuperación.
Pero, con un mercado en baja, tal reacción no alumbra en lo inmediato, durante este año. Las estimaciones del mercado nacional suman entre 220.000 y 240.000 vehículos cero kilómetro. Dos años atrás, en 2018, todos apuntaban al millón de unidades; la devaluación en mayo de ese año hizo aumentar los precios y se pudo llegar a 860.000 patentamientos. Después, en 2019, se cayó a 460.000. Las cifras de hoy señalan una caída muy abrupta.
Operativamente, la pandemia de Covid-19 aceleró la gestión y operatoria online, que comprende la recepción de consultas, asesoramiento por videoconferencia, hasta el cierre de la operación. También el patentamiento en el registro automotor y con este nuevo protocolo hasta la entrega en el salón o en la casa del cliente. Un aprendizaje acelerado, de prueba y error, que además están imponiendo las marcas internacionales.
Por el momento no se presentan problemas de repuestos, un segmento relevante debido a que 70 por ciento del auto que se fabrica a nivel local son partes importadas.
¿Un nuevo plan canje?
Parra reconoce que “en el pasado hubo buena financiación; es una herramienta que ayudó mucho y si acá ponemos un esfuerzo entre las terminales, concesionarias, los bancos y el Gobierno, creo que puede salir algo interesante”.
Y sostuvo que un “plan canje”, adaptado a las circunstancias actuales, también puede ser una herramienta viable entre las alternativas que permitan revitalizar y mantener las estructuras de las concesionarias.
El plan canje, utilizado ya en otros tiempos de crisis, consiste en dar de baja a un vehículo muy antiguo y reconocer un importe para acceder a un cero kilómetro. El sistema permitiría revitalizar el mercado del auto cero y del usado, dos negocios hermanos, ya que uno depende del otro.
Todo es posible, pero hay que reducir los costos (también el Estado)
Vamos a un proceso de simplificación generalizado. La sociedad, el Estado, los Estados, van a tener que bajar la presión fiscal, simplificarse, lo que significa reducirse o concentrarse.
MANUEL TAGLE – TITULAR DE AUTOCITY
En un clima como el que tenemos en este momento, de gran incertidumbre, tanto política como económica, es imposible saber cómo va a evolucionar la demanda, qué daños va a dejar esta pandemia en la estructura económica y la capacidad de consumo en el país.
En estas últimas semanas ha habido una presión sobre el tipo de cambio (lo que ha generado una gran brecha entre el dólar oficial y el dólar libre), y eso ha estimulado la demanda de autos. Pero eso no creo que sea muy sostenible en el tiempo.
La emisión de moneda va a ser muy importante y va a condicionar mucho el futuro. Tendremos que ir viendo semana tras semana, día tras día, cómo va evolucionando el mercado y qué podemos hacer. Creo que las fábricas van a sacar algunos planes de estímulo, de bonificaciones, para cautivar un poco la demanda.
Estructuras holgadas
Las estructuras van a quedar holgadas con el mercado que se viene y con el mercado que hoy tenemos. Con el apoyo del Gobierno, estamos en este momento sosteniendo la estructura y el empleo. Pero, al mismo tiempo, están las prohibiciones para reducir esas estructuras y hay que considerar cómo se puede paliar esta situación entre todos. Tendremos que verlo con el Gobierno, los sindicatos, con los mismos empleados, con visión de futuro.
La transformación digital que está viviendo la sociedad –y que esta pandemia ha acelerado– va a significar un cambio; las estructuras con las que contamos es posible que sean excesivas y haya que ver qué solución les damos.
En Estados Unidos hay 20 millones de desocupados; las empresas suspenden o despiden personal, pero hay un seguro de desempleo que actúa de amortiguador.
Vamos a un proceso de simplificación generalizado. La sociedad, el Estado, los Estados, van a tener que simplificarse, lo que significa reducirse o concentrarse. Hay que ver cómo, entre todos, lo hacemos de manera inteligente para que sea digerible, tanto social como políticamente.
¿Un nuevo plan canje?
Todo es posible, pero tendremos que reducir los costos. Los Estados tienen que reducir las presiones fiscales, permitir que los productos se abaraten y se pongan más al alcance de los consumidores.
Y si no controlamos la inflación, que es un proceso grave que tiene la Argentina, no vamos a tener financiamiento. Sin financiamiento, el consumo no alcanza los niveles que tiene en los países desarrollados, debido a que tienen estabilidad monetaria.
Una vez que se supere esta coyuntura, tendremos que volver al ordenamiento de las cuentas públicas, a la disciplina fiscal y monetaria; un camino que deberemos transitar para ordenar el país.
Autos, un resguardo contra la inflación
Pudimos empezar a entregar autos con turnos programados. Tenemos esperanzas de que haya algunas acciones de reactivación de la economía y del mercado automotor.
DANIEL MONTIRONI – MONTIRONI AUTOMOTORES
El mercado se empieza a mover un poco; hay demanda interesada en hacer negocios de precio y fijar los valores antes de que los vehículos aumenten, por efecto dólar y brecha cambiaria. Quien tiene pesos, tiene como alternativa anticipar la compra de un auto para no desvalorizar su capital.
Tenemos claro que el mercado automotriz, dicho por todas las terminales, va a bajar de las 400.000-450.000 unidades del año pasado a 250.000-270.000. La baja es importante y por las condiciones que tenemos impuestas las empresas en materia laboral, no podemos achicar más las estructuras. Entonces vemos que la rentabilidad de los negocios va a estar afectada.
También vemos que la cantidad de autos que vamos a tener para comercializar es probable que sea insuficiente.
Si la emisión desemboca en una inflación muy importante y nosotros tenemos tasas para poder vender un auto a un 20-29 por ciento (depende de los modelos y las terminales), en cuotas fijas en pesos, puede ser también otra oportunidad para resguardarse de la inflación. Con lo cual es posible que falten autos y con eso se logre alguna rentabilidad más o menos lógica como para mantener el negocio.
Muchos de los autos vienen de Brasil, donde la pandemia está ocasionando un gran impacto. Las terminales no pueden producir como venían produciendo y eso lo vamos a sentir acá también.
Tenemos buenos desarrollos en la venta online, veníamos trabajando con anterioridad y capacitando a los colaboradores para usar estas herramientas, pero hay varios procesos que requieren de la presencia física en razón de que hay varios pasos en la transacción de vehículos que no están totalmente digitalizados.
El día después
Tenemos esperanzas de que haya algunas acciones de reactivación de la economía. Los autos siempre en la Argentina han sido utilizados como un resguardo contra la inflación y como un gusto que la gente se da cuando llega a un determinado nivel de ahorro. Pero no sabemos la velocidad con la que este escenario se va a dar. También hay que ver la reacción que tienen las terminales para poder proveer si existiera esa demanda.
Sabemos que hay algunos autos importados, de alta gama, en los que no hay una reposición fluida y por lo tanto la venta se está haciendo con cierta cautela. Si alguien vende hoy un auto a un precio y cuando lo tiene que reponer está a un valor superior, se está perdiendo capital de trabajo.
Agrandar la torta
Meses antes de la pandemia, las terminales, el sindicato SMATA, los concesionarios agrupados en ACARA y otros agentes de autopartistas estaban proponiendo al Gobierno un plan para el millón de autos. Todas las partes cederían una porción de utilidades y aportarían algún tipo de trabajo para que, con una mayor producción y venta, el Estado tuviera capacidad para bajar impuestos.
Este plan fue presentado al ministro Kulfas allá por febrero de este año, antes de la cuarentena. Ahora las entidades, tanto ADEFA como ACARA, SMATA, están pidiéndole al Gobierno que tome algunas de las acciones que estaban en carpeta, apuntar a incrementar las ventas y con esto compensar algún subsidio o incentivo que ponga el Estado para alimentar este canal de ventas. Pero todavía no hay nada firme, está todo bajo análisis.