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¿Puede el campo sacarnos de la crisis? La vía de exportar trabajo argentino

¿Puede el campo sacarnos de la crisis? La vía de exportar trabajo argentino

Las regiones alejadas de los puertos padecen la discriminación fiscal y los problemas de infraestructura. Consenso, alentar al que invierte, política de Estado, claves para orientar el rumbo.


Por Carlos Petroli


Cuando el Presidente sostiene que es el más federal de los porteños, la cadena agroindustrial para el oído y toma nota. En particular los que están en el primer eslabón. Se sabe que por la vía de los derechos de exportación el Gobierno “federal” se queda con el 68 por ciento de los recursos. Sólo el 26 por ciento de esa torta se reparte con las provincias. (Índice FADA junio 2020).

La definición presidencial tropieza con los hechos. Las regiones y emprendedores alejados de los puertos padecen los problemas de infraestructura crónicos y están discriminados por el esquema tributario.

A nueve meses de la administración AF (seis bajo pandemia) se repite el interrogante: ¿La Argentina encontrará el camino del desarrollo? ¿Puede el campo sacarnos de la crisis?

La agroindustria es parte de la solución, contra viento y marea. Desde Córdoba, un botón de muestra: el sistema cooperativo nucleado en CONINAGRO levanta la mano y muestra sus cartas. Durante un encuentro virtual con periodistas, sus referentes dan cifras de este entramado socioeconómico: 24 cooperativas más sus sucursales y “centros de desarrollo cooperativo” (denominación que viene al caso), presencia en 66 localidades y unos 20.000 productores y sus familias.

Este conglomerado, que es sólo una parte del “campo” en la provincia de Córdoba convive y tiene vínculos con comercios e industrias y 500.000 consumidores. En el último ejercicio, estas cooperativas movieron ocho millones de toneladas de granos, alrededor del 22 por ciento de la cosecha provincial.

En línea con lo que declara el Presidente, los líderes de CONINAGRO son partidarios de “federalizar la economía”; saludan la definición de AF respecto de la confluencia virtuosa entre la industria, el agro, los servicios y el propio Estado, al que le piden que haga sus deberes.

Una salvedad es que los productores primarios querrían competir en un pie de igualdad, sin ser discriminados. La política de reintegros y mejora cambiaria en función del agregado de valor exportado es uno de los recursos en los que se vuelve a pensar en el Ministerio de Economía y que se aplicó en varias ocasiones (retenciones compensadas).

El diferencial arancelario entre la soja y sus derivados (harinas, aceites) ha sido el caso más emblemático (pero los productores primarios no lo aceptan porque se ven discriminados).

¿Cuál sería la estrategia para salir de la crisis y crecer? En primer término, los líderes del sistema cooperativo agroindustrial ponen al consenso entre  los pilares: “Establecer puentes para una política de Estado”, definen. Entonces ubican el primer paso de la solución en el eje de la política; recién en segundo lugar, el eje económico. Es un problema de rumbo a resolver.

El segundo punto: alentar al que invierte. “Acá no es lo que debemos, es lo que no producimos”. (En 60 años, la producción de maíz se sextuplicó,  pero no ha habido una estrategia para manufacturar y vender trabajo argentino al mundo). “Con un sistema fiscal extractivo, el Estado no nos deja; la pelota la tiene el Gobierno”, remarcan.

El tercer pilar radica en aumentar la producción. Las chances están pero, para eso, se requiere innovación y tecnología, “que el pequeño y mediano productor cuenten con herramientas para dar ese salto tecnológico”.

Acordar, alentar al que invierte, aumentar la producción, exportar trabajo argentino, política de Estado, innovación y tecnología. Son palabras claves para orientar el rumbo del país.

 

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