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Llegar a la góndola y venderle al mundo: el mito de la “maldición” argentina

Llegar a la góndola y venderle al mundo: el mito de la “maldición” argentina

En 2020, las distintas producciones cárnicas destinaron entre 7% y 34% al comercio exterior. El Monitor de Exportaciones Agroindustriales de FADA hace foco en una estrategia basada en abastecerse localmente y elevar el perfil exportador de las distintas cadenas.


Por Carlos Petroli.


Lejos de ser un “cuco”, venderle al mundo conlleva más empleos, mayor consumo y desarrollo, y una torta económica más grande para repartir. “Nos abastecemos y exportamos”, ambas deben converger para mover la rueda. Bajo este concepto, que apunta a derribar mitos y grietas entre el consumo y la exportación, la Fundación Agropecuaria para el Desarrollo de Argentina (FADA) dio a conocer una actualización de su “Monitor de exportaciones agroindustriales”.

El análisis de una veintena de cadenas apunta a lograr consensos y políticas de largo plazo. Carlos Schilling, titular de FADA, citó que las marchas y contramarchas como sucede con la prórroga de la ley de biocombustibles muestran que resulta “indispensable un proyecto integrado”, que mire al agro como aliado estratégico en el modelo de país.

Los profesionales de FADA desagregaron la performance de los complejos agroindustriales que en 2020 sumaron exportaciones por 38.000 millones de dólares (siete de cada 10 dólares embarcados). Una de las conclusiones fue que la torta de la producción se pudo repartir de manera virtuosa entre “lo que queda acá y lo que va al mundo”.

Así, en el caso de las carnes, el balance arrojó que el siete por ciento de la producción porcina se colocó en el exterior mientras “quedó acá” el 93%; con la carne de pollo la relación fue 11/89 y con la carne ovina 34/66. En tanto, el complejo de la carne vacuna, que contiene a más de 100.000 empleos, distribuyó el 71% al consumo y se llegó a exportar el 29 por ciento.

Junto con estas relaciones –con potencial de crecimiento por el lado del comercio exterior– las exportaciones de las distintas carnes sumaron más de 3.600 millones de dólares, sin incluir los productos de la pesca, que agregaron otros 1.683 millones de dólares.

Panorama 2021.

La esperada recuperación de la economía mundial aumentará la demanda de importación. Un factor central es la política monetaria expansiva que están llevando a cabo las principales economías del mundo, en especial la Reserva Federal de Estados Unidos, un contexto de liquidez propicio para el incremento de precios, entre ellos los de las commodities agrícolas.

Competitividad cambiaria. Según FADA, la competitividad cambiaria se ha mantenido relativamente estable y levemente positiva (+2,6%) a lo largo del 2020, como consecuencia de las micro devaluaciones diarias. Hacia adelante se espera que a nivel local el tipo de cambio evolucione al menos al ritmo de la inflación (habrá presiones para atrasar más el tipo de cambio en un año electoral).

Oferta exportable. En términos de producción, las perspectivas son negativas por efecto de la sequía, particularmente en granos. La producción de la campaña actual se estima en 121 millones de toneladas contra 130 millones del ciclo anterior. En productos como carne y leche, la crisis económica local genera menores consumos, lo que amplía la oferta exportable.

Tendencia de precios. La mejora de los precios agrícolas permitirá neutralizar el efecto sequía y tener un efecto positivo sobre las exportaciones, aunque está el efecto brecha cambiaria.

En carne bovina, se han recuperado los precios de las exportaciones a China, aunque las ventas a Europa aún permanecen débiles y con precios bajos mientras persisten los efectos del Covid-19 en el consumo en restaurantes y hoteles.

En leche, entre febrero y junio de 2020 se vio una importante caída de precios a nivel internacional, pero luego mostraron una recuperación que persiste y permite proyectar un 2021 con precios al menos un 5% superiores.

Luces amarillas.

El Monitor de FADA observa que se incrementa la probabilidad de medidas internas que afecten negativamente la producción y las exportaciones. Entre estas, el aumento de derechos de exportación y restricciones a las exportaciones de maíz, trigo y carne. En términos de derechos de exportación (DEX), el Gobierno nacional tiene poder por ley para subir tres puntos más (hasta 15%) los de maíz y trigo y algunos puntos más para carne bovina y lácteos.

Sobre las restricciones, a fines de diciembre de 2020 el Gobierno cerró las exportaciones de maíz por tres meses, aunque luego dio marcha atrás. Como alternativa al cierre de exportaciones se planteó la idea de un fideicomiso financiado por un porcentaje de las exportaciones para subsidiar el consumo interno (funcionó la década pasada para subsidiar el precio del aceite de girasol al público).

En un contexto de pronunciada caída del poder adquisitivo de los argentinos y una aceleración inflacionaria (producto de la emisión monetaria de 2020) las probabilidades de estas medidas crecen, advierte FADA.

En resumen, respecto de 2020, concluye que las perspectivas en términos de demanda internacional son positivas; en competitividad cambiaria son de neutras a negativas; en oferta exportable son de neutrales a negativas y en precios son positivas.

 

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