
La vaca viva, la Vaca Muerta y el trigo tolerante a sequía en la cumbre del clima
La tecnología en una semilla tolerante a sequía permite producir más en un contexto de falta de agua; se podrá producir más en las mismas superficies, y frenar la deforestación, en línea con los mandatos de la COP26.
Por Carlos Petroli,
Especial para Container.
Un día antes de la finalización de la COP26 en Glasgow (Escocia), un avance científico argentino dijo presente desde el Cono Sur: la aprobación por parte de la Comisión Técnica Nacional de Bioseguridad brasileña (CTNBio), del trigo HB4, tolerante a estrés hídrico y salinidad.
Si bien este desarrollo del primer trigo transgénico con tolerancia a la sequía ya se conocía hace tiempo, lo nuevo es que el órgano técnico regulatorio de Brasil (el mayor importador de trigo argentino) dio el visto bueno a esta nueva semilla.
Esperanzadora noticia por parte de la “vaca viva” de la agricultura, en tiempos de sequías y calentamiento global. Como se sabe, la paternidad de la invención tiene raíz público-privada: Bioceres (empresa de biotecnología fundada por productores), y el grupo de investigación del Instituto de Agrobiotecnología del Litoral (Conicet-UNL) liderado por la doctora Raquel Chan.
Esta investigadora comprobó que algunas plantas, como el girasol, eran mucho más adaptables a variedades de suelos y clima; junto a su equipo trabajó para transferir esa propiedad a otros cultivos que sufren más los cambios climáticos, como la soja y el trigo. Al cabo de casi 20 años de investigación, el “gen” del girasol, más tolerante a la sequía, de la mano de la biotecnología, puso su parte para transferir estas propiedades a la soja y al trigo.

Raquel Chan.
La aprobación de la CTNBio de Brasil era un paso muy esperado en el ámbito de la industria semillera, pero aún la difusión comercial del trigo HB4 deberá sortear no pocas objeciones y barreras regulatorias.
Para Bioceres, se trata del avance científico argentino que ayuda a mitigar el cambio climático.
El calentamiento global, las sequías y las inundaciones hacen cada vez más difícil proveer alimentos para más de 7.000 millones de personas alrededor del mundo. Según estos expertos locales, la primera solución para mitigar los efectos del cambio climático desde la modificación genética es Argentina. El HB4 es ciencia argentina al mundo, aseguran.
Científicos y empresas de todo el mundo buscan soluciones tecnológicas para atenuar el impacto de estos fenómenos, y Argentina puede ocupar un lugar muy grande en ese proceso. La tecnología en una semilla tolerante a sequía permite producir más en un contexto de falta de agua; en términos ambientales, se podrá producir más en las mismas superficies ya disponibles, lo que evitará ocupar nuevas tierras a través de la deforestación. Esta es la contribución de la “vaca viva” de la agricultura ante los mandatos de la cumbre climática.
¿Y qué decir de los cuantiosos recursos energéticos en gas y petróleo de la Argentina en el área de Vaca Muerta, en Neuquén? En este punto, la COP26 prendió una luz de alerta: uno de los compromisos es “eliminar la financiación de proyectos en el extranjero de combustibles fósiles”. ¿Podrá esta consigna afectar las inversiones en Vaca Muerta durante las próximas décadas?
Se calcula que su potencial gasífero alcanza a 308 TCF (volumen equivalente a billones) y recursos de petróleo estimados en 16,2 miles de millones de barriles, según la Administración de Información de Energía (EIA) de los Estados Unidos, lo que significa multiplicar por diez las actuales reservas de la Argentina.
Pero, tanto la vaca viva agrícola, como la Vaca Muerta de los hidrocarburos están en el radar para mitigar el calentamiento global. Las promesas anunciadas en Glasgow comprenden eliminar el uso y producción de carbón durante las próximas tres décadas; reducir la deforestación y frenar el metano, para lo cual el sistema ganadero argentino está mostrando un balance positivo.
Por el lado de los combustibles fósiles se habla de eliminar la financiación de proyectos en el exterior, ¿una piedra en el zapato para los yacimientos locales?
Frente a estas consignas, las semillas de trigo y soja HB4, con patente argentina, entran en el andarivel de las soluciones.