
Sensación de inflación
Por Nancy Villarruel, Economista.
Luego de que el Congreso Nacional aprobara el acuerdo con el FMI, el Sr. Presidente tomó (públicamente) la decisión de dar guerra a la inflación, al afirmar que “ahora hay que abordar otros problemas de la inflación que está autoconstruida en la cabeza de la gente”. Fue un poco más allá y responsabilizó a empresarios y comerciantes de ser “diablos que hacen subir los precios”. Toda esta diatriba nos remonta a unos años atrás, cuando algún ministro habló de “sensación de inseguridad”, y nos hace preguntarnos si cabe la posibilidad de que -efectivamente- la inflación sea un fenómeno psicológico (el temor a que haya inflación hace subir los precios por las dudas), algo así como una profecía autocumplida (como todos piensan que va a suceder, se cubren y con ello, la provocan). Resultaría imposible en esta breve columna realizar un desarrollo académico para probar la hipótesis pero presiento que no será necesaria tanta profundidad.
La potestad de fijar la política monetaria y fiscal la tiene el Poder Ejecutivo. Y allí es donde empiezan nuestros problemas. Con aumento en el gasto público sin correlato en financiamiento genuino, el Estado debió echar mano de la emisión monetaria que en 2020 representó un 7% del PBI, y en 2021 fue del 3,7%. En pocos meses se vio el resultado: tantos billetes en circulación se trasladó a los precios. Se recurrió a regulaciones, controles, precios máximos, precios cuidados que no dieron resultado y nos han trajeron hasta hoy, con una inflación de 4,7% en el último mes. Y se vienen más subas.
El acuerdo con el FMI exige que el financiamiento con emisión en 2022 baje al 1% del PBI y sea 0% en 2023. Difícil adivinar cómo se logrará, ya que bajar el gasto no es una opción para este gobierno. Seguramente vendrá de la mano de aumento de tarifas congeladas hace tiempo. Por otro lado, las periódicas subas de combustibles encarecen los fletes que forman parte del costo de los bienes que consumimos. En este punto, la novedad de escasez de gasoil en las estaciones suma aún más preocupación, porque el riesgo de escasez también pondrá presión a los precios.
Para terminar, el secretario de Comercio Interior declaró esta semana que “el índice de marzo va a dar mal. Ahí hay mucho impacto de la guerra, mucho impacto en los productos de harina. Eso va a pegar mucho y es lo que más me preocupa en alimentos”. A estas alturas, no hay dudas que la inflación es muticausal: expectativas, diablos, guerra, harina, combustibles, emisión descontrolada, déficit. Y hasta el funcionario tiene esa sensación. Stay tunned!