En lugar de solucionar la falta de dólares, el Gobierno sale a cazar fantasmas
Crea una nueva base de fiscalizaciones aduaneras denominada RADAR para atacar triangulaciones o subfacturaciones.
Mientras a nivel empresarial se agudiza la desesperación por conseguir divisas para pagar importaciones, el Gobierno avanzó en nuevas medidas para intensificar los controles sobre el comercio exterior. Es decir, cerró todavía más el cepo.
Esto se produce mientras el equipo económico ultima los detalles del nuevo régimen de importaciones, según prometió el ministro de Economía, Sergio Massa.
En ese lapso, la Aduana oficializó la creación de una base integral de fiscalizaciones para centralizar la información sobre denuncias de irregularidades en compras y ventas al exterior, con el objetivo de reducir la ya estrecha salida de divisas y la pérdida de recaudación.
“La idea es tener la información unificada en una base de datos sobre las denuncias de triangulación, lo que nos va a permitir contar con un perfil aduanero de las operaciones de cada importador, es como un veraz, cada área de la Aduana ahora va a remitir datos para elaborar un informe mensual”, confirmaron fuentes del equipo económico, en donde negaron que los cambios impliquen “más controles”, menciona una nota de Clarin.
En otras palabras, en lugar de pensar cómo salir del atolladero que significa para las empresas, y en particular para la industria, girar divisas, el Gobierno nacional acentúa las restricciones.
“La mira está puesta en los sumarios por maniobras de sobrefacturación con importaciones y subfacturación de exportaciones, además de la triangulación con fines ilícitos. El organismo, a cargo de Guillermo Michel, viene frenando importaciones irregulares y secuestrando mercadería. También intervino para que las empresas desistan de avanzar en cautelares. Este martes lo hizo con la compra de cubiertas importadas por casi US$ 65 millones”, dice el artículo periodístico.
En ese marco, la Aduana “creó la base integral de fiscalizaciones aduaneras (RADAR), un registro que se alimentará de información mensual de diversas áreas, entre ellas la de valoración de las mercaderías, ante sospechas de la comisión de una infracción o delito en el marco de una verificación, así como suficientes motivos para dudar del valor documentado en la destinación bajo análisis”, agrega.
Según la resolución 21, “la integración de las economías a nivel global, la expansión del comercio digital, la libre circulación de capitales y las diferencias en los niveles de imposición fiscal de los países han favorecido el incremento de la evasión y elusión fiscal y el traslado de beneficios hacia las jurisdicciones fiscales más benévolas, por parte de los operadores de comercio exterior, lo que supone un verdadero riesgo para los ingresos, la soberanía y la equidad fiscal”.
Por ello, el organismo de la AFIP señaló que “corresponde profundizar las acciones de control relacionadas al valor de mercaderías de importación y de exportación a fin de verificar que el precio declarado concuerde con los usuales en la rama de la industria o comercio y con los de mercaderías idénticas o similares comparables, con el fin de detectar desviaciones en los valores declarados”.
Por otra parte, la secretaría de Comercio dio a conocer hoy otra resolución que amplía las trabas a un listado de productos que va desde palos de golf a chicles y whisky. La norma ordena que un considerable grupo de artículos terminados que ingresaba al país mediante licencias automáticas, ahora deberá moverse con licencias no automáticas, lo que limitará en la práctica las importaciones.
Para ponerle un número: el nomenclador del Mercosur tiene 10.000 posiciones que describen todos los productos que pueden ingresar al país. De esos, ya había unos 1.900 con licencias no automáticas (LNA) y ahora se sumarán 2.745 más, según las cuentas del especialista en Comercio Exterior Esteban Marzorati, exdirector de importaciones de la Nación.