Zuchovicki, el mercado y la idea de que la crisis garantiza el cambio
¿La puerta de salida está en la exportación? ¿Cuánto se puede avanzar sobre el mercado interno, hoy debilitado? Estas fueron algunas de las respuestas que CONTAINER buscó en la Jornada del IPCVA en Jesús María.
Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.
En un público ávido de escuchar el análisis de la actualidad frente a las recientes definiciones políticas, nos reunimos en un almuerzo convocado por la CEDUC en la cual disertó el reconocido analista de economía y finanzas, Claudio Zuchovicki.
Por esa mesa pasaron prácticamente todos los temas económicos del momento. Según el gerente de Difusión y Desarrollo de Mercado de Capitales de la Bolsa de Comercio de Buenos Aires, el menor de los problemas del país es el FMI.
Las razones son dos: primero, del total de la deuda que carga la Argentina, sólo el 11% es con ese organismo, del resto gran parte está en manos de instituciones radicadas en el país que no pueden tener otra cosa, otra gran parte es en moneda extranjera y con organismos multilaterales de crédito.
En su opinión, la deuda argentina está lejos de ser “impagable”. A finales de 2022, el país debía 396.500 millones de dólares. Si mejoran las exportaciones –lo cual aparentemente sucederá en 2024 por la llegada del fenómeno del Niño– la deuda se podrá honrar.
A su entender, los acreedores nunca desconfiaron de la capacidad de pago de nuestro país. De lo que dudan es de su voluntad de pago, cosa muy diferente. Y Argentina no hace nada para mejorar ese concepto porque cada cinco o seis años vuelve a tener una crisis cambiaria.
La otra razón por la cual el FMI no es un problema es porque Argentina representa un parte importante del total de la cartera del organismo. Nuestro país ya perdió credibilidad y se cayó del mundo, sería el razonamiento. Es el acreedor quien se preocupa porque Argentina se recupere porque a la plata ya se la dio así que ahora sólo le queda velar para que la devuelva.
En ese sentido, Zuchovicki apostó a que Argentina no cumplirá las metas y el Fondo le dará otros seis meses antes de acordar, porque para entonces hablará con nuevos interlocutores, y con un panorama diferente al actual.
El problema, al fin de cuentas es político. El dueño de la deuda argentina son los bancos, los fondos comunes de inversión (FCI) y algo también las compañías de seguro. Los bancos (jugadores más fuertes) renovaron la deuda hasta 2024 porque también quieren negociar con el próximo gobierno.
Pero se aseguraron de poder elegir entre un ajuste por inflación y un ajuste por tipo de cambio. Y lograron un “put” por si tienen retiro de fondos que les permite vender los bonos con una penalización de 30 puntos básicos (bp), antes eran 300bp.
El tema es el que viene que deberá enfrentar estos vencimientos. Pero probablemente sería en un mejor contexto, con más confianza, más apoyo y más dólares. En ese sentido, Zuchoviki insiste en afirmar que el problema del país no es económico, sino político.
¿Pero qué pasaría si el dólar no aguanta o si la calle se agita y tenemos una situación que torna imposible aguantar hasta octubre? Para Zuchovicki, el mercado reaccionaría bien, es decir, subirían las cotizaciones de bonos, títulos y acciones porque se magnificaría la crisis actual pero también se aseguraría el cambio.
En este punto recordó el dólar más caro de la historia: el Rodrigazo de 1975. El dólar licuó todas las variables y en 20 días sinceró lo que todos sabían. También trajo a la memoria la situación del ’89 cuando las privatizaciones y la quita de retenciones no fueron producto de una estrategia pensada o de un plan trazado de antemano, sino que la sociedad lo pedía y votó ese cambio.
Ante mi pregunta acerca de la razón de las subas en el mercado local en las últimas semanas, el analista financiero no dudó en afirmar que se debe a que los precios están demasiado bajos pero también a que hay valor en lo que viene.
Las empresas no están endeudadas, en julio 2023 se terminará el gasoducto tantas veces prometido, con lo cual el país dejará de importar entre 7.000 y 10.000 millones de dólares al año, se recuperará la cosecha con todo o casi todo lo que se perdió este año. Es decir, que volverán los dólares perdidos.
La crisis más aguda es un peor presente, en esa línea de análisis, pero garantiza el cambio.