
La devaluación “ya fue” y la incertidumbre continuará tras las elecciones
Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.
Ya ha sido expresado en este espacio: la devaluación realizada sin ton ni son ya caducó, no prosperó, no cumplió los objetivos. O, como en el juego del calamar, se movió luego de escuchar “muévete, luz verde”. Su condena, ahora, es desaparecer.
La movida fue así: tras una sorpresiva devaluación del dólar oficial el lunes post PASO que lo llevó hasta $350 junto a un anuncio de que permanecería en ese valor hasta fines de octubre; le siguió un pass-trough frenético, y en cuestión de “horas” la devaluación se transfirió a precios internos. Fue escalofriante. Nunca antes se había visto semejante velocidad de transmisión. A partir de allí, como dicen las escrituras, “la verdad fue revelada”. La economía había entrado en una espiral ascendente de precios. Entre dibujar un dato mensual o ir encarrilando expectativas, el Ministerio de Economía eligió lo segundo y así fue que, esta semana, se conoció el indicador de precios semanal del Ministerio de Economía que permitiría proyectar, con un nivel de confianza superior, el valor del IPC del mes en curso.
Conocido el de la segunda semana de septiembre se podría vaticinar que la inflación de este mes rondaría el 12%, y la de octubre, el 9%. No hay que ser economistas para hacer el cálculo: 12,4% de inflación en agosto, alrededor del 12% en septiembre y cercana al 9% en octubre, el salto devaluatorio ya caducó. Fue licuado por la inflación.
¿Pero si la devaluación no se hizo para frenar la inflación, al menos habrá servido para acumular reservas? Tampoco. El Gobierno debió instaurar un nuevo Plan Soja 4 para estimular la liquidación de exportaciones. Algo logró, sólo que a la par debió intervenir en el mercado para controlar que el dólar MEP no se disparara y, obviamente, cancelar deudas con organismos multilaterales. ¿El resultado? Las reservas siguen en terreno negativo aún con los desembolsos del FMI.
Concomitantemente, Economía, comandado por el actual candidato a presidente de la Nación, hace anuncios -día por medio- que expanden el gasto público y profundizan los desequilibrios macroeconómicos impulsando, una vez más, la inflación y deteriorando el tipo de cambio real. Ante este panorama, ¿que nos espera en octubre, luego de finalizar el Plan Soja 4 y con las elecciones presidenciales asomándose? La volatilidad y la incertidumbre reinarán porque el apetito por dolarizarse impulsará los valores de los dólares financieros más allá del rango de los gráficos. Y les anticipo, las incógnitas persistirán más allá del 22O. Stay tuned!