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La otra deuda que crece y no es eje del debate

La otra deuda que crece y no es eje del debate

Columna por Lic. Nancy Villarruel, Economista.


“Ay, Patria mía, cómo te cuesta / sacarle el traje a tu pobrerío / todos sabemos que el pueblo es pobre / todos sabemos que el suelo es rico”.

Escuché esta canción de Argentino Luna e inmediatamente hice el link con el dato de la pobreza en el primer semestre de 2023 publicada por el INDEC esta semana. 40,1% de pobres y 9,3% de indigentes significa que de cada 10 argentinos, 4 son pobres y 1 es indigente. ¿Más claro? 9,3% de la población no llega a alimentarse como corresponde. Es una cachetada, un puñetazo. 

Y duele más aún si nos enfocamos en que el dato es viejo porque aún falta ver el impacto de la devaluación del 14/8 y la inflación de agosto y septiembre. La canasta básica de alimentos –que sirve de piso para determinar los niveles de indigencia– subió 146,4% en los últimos doce meses, mientras que la canasta básica total –que determina la pobreza– sufrió un alza del 137,7%.

Si comparamos la evolución de los precios de la canasta básica total con lo que pasó con los salarios, vemos que los ingresos están subiendo claramente por debajo de la inflación.  

En cuestiones laborales hay otro fenómeno: la “precarización” del empleo, que obliga a muchos a buscar alguna fuente de ingreso adicional para poder llegar a fin de mes. Es decir que, la inflación claramente explica esta suba de la pobreza, pero debe considerarse también que estamos en una economía que no genera empleo genuino, por lo que el ajuste no sólo es por cantidad de trabajo, sino por salarios.

El dato más lacerante para la sociedad es el hecho de que en niños menores de 14 años la pobreza asciende al 56,2% y la indigencia al 13,6%. 

En épocas pre electorales, en las que nos enfocamos tanto en la agenda urgente; debiéramos mirar un poco más el bosque, “the big picture”. Entonces veríamos la enorme deuda –creciente y no contabilizada– de pobres e indigentes.  

Hace tiempo que los argentinos votamos por una sociedad “gobernable” aunque eso implique el desagio de nuestros valores morales, la lenta desaparición de nuestra propia moneda y la inseguridad de no saber si llegamos a nuestra casa ni a fin de mes. Como dice el cantor: Ay, Patria Mía!

”Ay tierra mía tanta pobreza / en esta tierra es un disparate / pero esta todo premeditado / pa’ no encontrarle el agujero al mate”.

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