Bancos: Que cada cual atienda su juego
Lic. Nancy Villarruel Economista
Es hora de que los bancos empiecen a trabajar de bancos. ¡Se tenía que decir y se dijo! ¡Pero cuidado! no estoy cargando las tintas sobre el sector bancario al que conozco bastante, lo he caminado, investigado, vivido, palpado y trabajado. Sin embargo en todos estos años también he vivido en Argentina, país que me ha dado la formación académica pero, sobre todo, me ha permitido ganar más experiencia que cualquier colega que haya ejercido siempre en entornos macroeconómicamente estables.
Resulta difícil explicarle a un economista sueco cómo los empresarios argentinos han logrado sortear con cierto éxito los precios cuidados, el compre argentino, las SIRA, el corralito, los cepos, la doble indemnización, y otras tantas galimatías para obtener resultados contra natura.
En los ‘90 llegaron entidades financieras extranjeras a instalar sucursales y la competencia generó un variado menú de productos bancarios para los individuos y empresas. Luego, las cuestiones macroeconómicas deterioraron el clima de negocios y sobrevino la peor mancha que jamás se nos borrará: un Estado que dejó de pagar sus deudas y pulverizó la seguridad jurídica de los contratos entre privados. Desde 2001/2002 todos nos miran (hasta nosotros mismos) con desconfianza, intentando adivinar cuando volveremos a incumplir la palabra.
Poco a poco, el Estado fue fagocitando el crédito y el sector bancario dejó de prestar al sector privado y productivo para financiar a un Estado siempre ávido de fondearse.
En las últimas semanas, las sucesivas bajas de tasas han puesto en vereda a los bancos de Argentina, obligándolos a tentar a los depositantes y salir –aún tibiamente- a ofrecer créditos a los privados. ¿Por qué no lo hicieron antes? Porque el BCRA los obligaba a pagar por depósitos el 110% anual para lo cual debían cobrar tasas del orden del 170%/180% como mínimo; para obtener tan sólo un spread negativo en términos reales ya que la inflación cabalgaba cómoda encima del 200%. Les queda medio año para mostrar a los accionistas un balance más o menos consistente en términos de utilidades.
Los bancos en Argentina están saliendo de su letargo, elongan tras años de ostracismo. En lo que sigue esperamos ver ofertas de financiamiento de todo tipo y color. Así podría empezar a recuperar lentamente el nivel de actividad, los privados podrían retomar proyectos cajoneados, personales, profesionales, empresariales e industriales. En síntesis, la normalización del desmadre aparecerá cuando –como en el don Pirulero- cada cual atienda su juego. Stay tunned!