Política: Un juego de roles que en nada ayuda
Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.
En estos días le escuché decir a un encumbrado empresario, líder en su rubro, que “no tiene problemas económicos, tiene problemas políticos”. El empresariado argentino sabe leer muy bien las señales, olfatea la coyuntura, reconoce las jugadas traperas. Quienes están hoy reclamando al sector político un gesto de grandeza para “dejar de jugar con fuego” porque hay riesgo de quemar hasta los brotes verdes, saben de traspiés, de caídas, y de zancadillas. Y están alertando de eso.
Hay algún consenso respecto a que la oposición parece estar siempre buscando dejar mal parado al Presidente aunque eso le quite credibilidad. Por caso, la dilación en la aprobación de la Ley Bases podría ser una jugada política asimilable a una extorsión, pero la media sanción al proyecto de modificación de la movilidad jubilatoria fue una afrenta al objetivo inclaudicable del Gobierno de mantener el superávit fiscal. ¿Alguien atento a la política no lo lee así?
Pero, ¿es todo culpa de los legisladores? Es un juego de roles. Tanto la UCR como UxP están jugando el rol de opositores en algún modo ajenos a solucionar la crisis sobre la cual tienen mucha y conocida responsabilidad. Milei suele describirse como el salvador de un país agobiado por un modelo intervencionista y empobrecedor; con una posición cerrada al consenso, al diálogo y a la negociación. Al revés del teorema Baglini, este gobierno llegó decidido a asumir el costo político del ajuste, teniendo en claro las herramientas que necesitaba para lograrlo.
Su intención siempre fue cortar de cuajo la inflación, desenmarañar el sistema impositivo, quitar los cepos liberando el mercado cambiario y ordenar el marco legal del mercado laboral. Lo que no midió fue que su nula cintura política y su altanera y despectiva forma de dirigirse hacia el resto, serían las razones que llevaran a la oposición a frenar las reformas estructurales que se necesitan.
Hoy sólo esgrime como trofeo el haber frenado la inflación, porque a quienes caminan las calles, usan transporte público, cobran la mínima o tienen ajustes salariales que corren a la inflación por detrás, poco les importa que las reservas se hayan recuperado o que haya superávits gemelos.
Si Milei pudiera escoger una fecha para las elecciones de medio término, sin dudas las fijaría para la próxima semana para aprovechar el único logro que los ciudadanos reconocer hasta ahora: la baja de la inflación. Stay tunned!