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Ahora vienen las otras negociaciones

Ahora vienen las otras negociaciones

Columna por Nancy Villarruel.


Preparados, listos… ¡ya! Empezó la cuenta regresiva en la carrera electoral. Ya están las listas definitivas con los candidatos y terminaron las elucubraciones, los pases, las apuestas. Pero no habrán terminado las negociaciones. Las chiquitas quizás sí. Esas que ponen a un candidato o mueven una figurita. Pero sigue vigente otra negociación. Importante. Con el prestamista de última instancia que es quien, en definitiva, permitirá que el plan “siga, siga” alcance hasta las PASO.

Según trascendidos, la negociación presenta “dificultades en algunos aspectos técnicos”. El Gobierno argentino busca que el Directorio del FMI apruebe un desembolso antes del próximo vencimiento el 30/06, lo que a las claras no sucederá. Así, la próxima semana deberemos abonar al organismo U$S 2.700 millones para evitar entrar en default, algo que no le conviene ni al Fondo ni al gobierno. El primero tiene comprometida una parte significativa de su cartera sólo en Argentina, y el segundo está tambaleando antes de llegar a la meta de las PASO en un entorno macroeconómico, social y político poco relajado.

La macro viene complicada, se sabe. Poco ayuda la caída de ingresos fiscales por la menor recaudación de derechos de exportación asociados al agro. De acuerdo a lo informado, mayo cerró con un déficit acumulado anual de $1,27 billones o 1,06% del PBI (1° semestre estimado); confirmando que Argentina incumplirá la meta del FMI de $1,18 billones.

La recalibración de este dato es algo que se negociará en estas semanas, porque resulta inverosímil pensar que en junio se logre superávit. Sumemos a este dato la aceleración de los precios, que a pesar de un menor ritmo mostrado en mayo, los grandes bancos del exterior han recalculado este viernes el dato para 2023 y ya lo ubican en 160%.

El frente social es un polvorín. Los últimos 10 días hemos asistido a focos de tensión que parecen desnudar la impotencia del ala política y el hartazgo de una parte de la sociedad. El dato suma a la contextualización.

Así las cosas, no las tiene fácil el Gobierno nacional, porque debe enfrentar una etapa electoral desfinanciado en dólares, con fisuras en su propio partido y con la calle irritada por la inflación, la inseguridad y la incertidumbre que le infunde un forcejeo político en un país que ha perdido recursos, tiempo y reputación; y que a la larga, sólo les deparará un puesto como administradores de contingencias. Stay tunned!

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