
¡Bienvenido Milei, esto es la política!
Columna por Walter Giannoni.
La “casta” comenzó a perderle el miedo a Javier Milei. Ello no quiere decir que el libertario vaya a salir derrotado de las elecciones. El comportamiento del electorado es una cosa, el debate político, antes, durante y después de un proceso comicial, es otra completamente diferente.
Milei puede ganar en octubre en primera vuelta o en noviembre en un ballotaje, no importa. Ello no significa que tenga la guerra ganada. En estos días, él mismo y todo su entorno han quedado envueltos en un debate poco comprensible para la enorme mayoría de las personas ajenas a la economía sobre la “convergencia de monedas” o lo que en la campaña se denomina directamente como “dolarización”.
El líder de La Libertad Avanza intenta explicarlo y aún un público selecto y afinado en temas económicos como el empresarial, frunce el ceño para tratar de entender lo que quiere decir y medir de alguna manera las posibilidades de éxito. Hasta ahora el veredicto, salvo excepciones, ha sido lapidario.
A cualquiera que le cuestione sus argumentos, Milei le responde con una cataratas de conocidas diatribas (algunas en extremo ofensivas no solo para sus destinatarios sino para la sociedad toda).
Son posturas inviables para el consenso que necesita conseguir si llega a la Casa Rosada y pretende gobernar bajo las reglas de esta democracia. ¡Bienvenido Milei, esto es la política que tenemos!
Como decía Churchill, “se ha dicho que la democracia es la peor forma de Gobierno… excepto todas las demás formas que han sido intentadas”. A menos que para Milei, aquél líder también haya sido una “casta ensobrada”.
Debería tomar nota que si la gente no entiende lo que dice no es un problema de la gente, sino de él. Y no enojarse por eso. Para usar un término que suele utilizar en sus propios discursos, “la gente no tiene la culpa”, no se le entienda nada, o que hable de cinco proyectos distintos de dolarización, o que diga una cosa y su entorno lo interprete de otra manera. O que cosas concretas hasta ayer, como el cierre del Banco Central, hoy sean oníricas metáforas.
En su favor hay que decir que esto es una campaña electoral y ya se sabe, estos procesos pueden mostrar íconos (dolarizar) para ganar que después la realidad modifica. Como cuando su admirado Menem hablaba de un dólar “recontra alto” y luego terminó anclando la divisa 7 años, al precio del “deme dos” en Miami.