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Con Manzur, ¡aguante la ficción!

Con Manzur, ¡aguante la ficción!

Columna de Walter Giannoni.


En una época los actores argentinos declamaban: “¡Aguante la ficción!”. Bueno, vivimos en un país de ficción. El guionista nos distrae con un texto y después ejecuta otra cosa.

Alguien dispuso –ya sabemos quién– que el Presidente electo por los votos no gestione más, pasamos a tener un presidente de ficción. Se llama Juan Manzur, no lo votó nadie, lo eligió CFK tras haberlo zamarreado por otras cuestiones, como hace con propios y extraños.

Manzur, gobernador de Tucumán y empresario aceitunero, pone y saca; corta el queso, anuncia cosas, nos pide paciencia y ruega a Dios. Parece ficción, pero no es ficción. A ningún guionista de House of Cards, Borgen o inclusive series argentinas se le habría ocurrido esta pirueta: que un presidente, le deje ejercer el cargo a otra persona, bajo su propia anuencia pero por designio de un tercero/a. Impresionante.

El peronismo –al radicalismo hay que achacarle otras cosas– lo volvió a hacer. Cámpora al gobierno, Perón al poder. Cristina presidenta, Néstor al poder. Manzur anuncia planes, proyectos de ley, cambios previsionales, etcétera. Excede con mucho la función de un jefe de Gabinete. Se dice, por ejemplo, que de él dependerá la última palabra en la ley de etiquetado frontal de alimentos.

Una de las cosas que anunció fue la jubilación anticipada para las personas desocupadas con 30 años de aportes. Otra vez, la realidad tiene libreto de ficción. ¿Los gremios no se dieron cuenta de que les acaban de meter de pecho una fenomenal reforma laboral?

Se decidió, nada más ni nada menos, que quien haya llegado a los 55 años en el caso de las mujeres y a los 60 para los hombres, podrá ser jubilado. Queda el precedente, la vida laboral de las personas puede terminarse a esa edad cuando aún media una o dos décadas de plenitud laboral.

En lugar de trabajar en estabilizar el país para generar nuevas oportunidades laborales, el Gobierno dispuso de un plumazo borrar 90 mil personas del mapa. Encima el argumento de Fernanda Raverta fue que se trataba de desocupados generados por el macrismo.

El silencio de los popes sindicales en este tema, además de cómplice es preocupante. Después van a ser los primeros en saltar si otro gobierno intenta modificar en algo las relaciones laborales para meter en el sistema a 4 millones de empleados en negro que tiene el país.


Esta columna fue publicada en la edición digital de la Revista Container el 3/10/2021.

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