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Cualquier cosa puede pasar, pero el lunes habrá otro país

Cualquier cosa puede pasar, pero el lunes habrá otro país

Columna por Walter Giannoni.


Las cartas están echadas. Agobiada, confundida y amedrentada, la ciudadanía del país elige hoy. Puede ser el penúltimo paso hacia la decisión final, o el último si alguna de las candidaturas consigue superar el piso del 40% y sacarle 10 puntos de diferencia al resto. 

Difícil, no por lo matemático, sino porque desde las Paso hasta hoy, al menos en las encuestas (que muchos dicen ya no sirven para nada), nadie logró sacarle una cabeza clara al resto como fue, por ejemplo, en 2019. Pero esa falta de una preferencia que marque distancia se advierte también en la opinión pública, la vieja opinión pública construida con el mano a mano de la calle, de las relaciones personales, de la familia. Veremos.

Es curioso, en estos días, cuando uno preguntaba quién creía que iba a ganar, sonaba un nombre. Pero cuando preguntaba por quién votaría, aparecía otro. La misma persona, dos percepciones.

El politólogo Agustín O’Reilly lo sintetiza con una base más empírica que las meras percepciones: 700.000 votos fueron en las Paso a las fuerzas que se quedaron afuera de la primer vuelta. Otros 1.150.000 quedaron en Blanco.  10.000.000 de personas no votaron. Pero hay, según aquél resultado de agosto, apenas 300.000 votos de diferencia en promedio entre las tres fuerzas políticas con mayores chances. “Cualquier cosa puede pasar”, subraya.

Lo bueno de las elecciones es que el lunes habrá otro país por el simple hecho de que comenzará a despejarse la incertidumbre que dominó a la Argentina desde julio del año pasado, cuando renunció Martín Guzmán al Ministerio de Economía. Es tan compleja la situación del país que resulta hasta difícil definir qué es incertidumbre. Por lo menos hasta ese momento de 2022 la economía funcionaba bajo algunos parámetros de previsibilidad, aunque ya se veía la fatiga de la inflación en todos lo campos.

El lunes se conocerán los rostros de las dos opciones que el país tendrá enfrente para encarar el seteo que se necesita a fin de buscar algún camino de estabilidad. Huelga en este momento lanzar hipótesis sobre cómo sería cada una de esas variantes, pero quienes toman decisiones sabrán para que lado correr y con qué paraguas aguantar la tormenta que es inevitable.

Porque si alguien cree que se puede aguantar sin consecuencias, entre otras cosas, una brecha del tipo de cambio del 160% sencillamente está ajeno a la realidad y apuntala un deterioro aún mayor de las condiciones del país.

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