¿Cuenta regresiva para la luna de miel?
Columna por Walter Giannoni.
Salvo el propio Javier Milei, quienes lo rodean reconocen por lo bajo –y en ocasiones, no tan soterradamente– que la luna de miel de la sociedad con el Gobierno libertario comenzó su cuenta regresiva.
En realidad, algunos de los que aceptan esa situación están agradecidos para con la paciencia demostrada en las encuestas, con un apoyo que ronda el 50%. Preveían que el fuego del triunfo electoral mantuviera sin condiciones el calor del respaldo hasta mayo, y ahora lo ven a fin de junio o julio. No mucho más, si no cambian algunas cosas.
Solo la aparición de indicadores económicos que recreen expectativas en la sociedad podrían evitar esa ‘desintonía’. Por eso, los “mileístas” se aferran a los primeros signos de recuperación de la actividad que dieron cuenta de un marzo mejor que febrero en la industria y la construcción, o la baja de la inflación que en la Ciudad de Buenos Aires marzo 4,4% para mayo.
Hay varias razones que prenden alertas sobre el deterioro de la convivencia en plena luna de miel. Una es la imposibilidad de conseguir consensos en el Congreso, lo cual quedó demostrado en repetidas ocasiones. Hasta ahora el Gobierno no ha podido sacar adelante una sola ley propia, y las que salen, como la recomposición de los haberes jubilatorios, van en contra de la pelea al déficit que enarbola a los gritos Milei.
Los mercados, otra prueba sobre la mesa, tomaron nota de eso y lo tradujeron en una baja de los bonos y un incremento del riesgo país. Hay que decir que la actual precariedad de argentina, lo que digan los popes de Wall Steet tiene un valor muy relativo para la economía real, pero quieren que por lo menos haya una señal de gobernabilidad con la aprobación de la ley Bases. Milei responde tratándolos de “ratas inmundas”, incentiva la grieta pero no consigue lo que le piden en los mercados.
Otro signo claro son los propios errores ejecutados por el Gobierno. El más notorio en los últimos días fue el escándalo de los alimentos, pero están, por ejemplo, los vinculados con la gestión que llevaron a la expulsión del anterior Jefe de Gabinete y su reemplazo por uno de los pocos funcionarios que ha demostrado algo de muñeca política, Guillermo Francos. Quien no quiera ver esos tremendos desaciertos es simplemente porque lleva los ojos tapados y sigue enamorado de un personalismo que para nada ayuda.