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Del Libro Blanco de la UIC a las propuestas de la agroindustria

Del Libro Blanco de la UIC a las propuestas de la agroindustria

Columna por Walter Giannoni.


El Consejo Agroindustrial Argentino (CAA) presentó la semana pasada un Plan con 40 propuestas para contribuir al desarrollo de la economía nacional.

“Es el fruto de un año de trabajo entre todas las entidades que forman el Consejo y representan a las cadenas de valor agroindustriales de todo el país. También se realizaron consultas con otras entidades y referentes para buscar integrar sus visiones”, aseguró José Martins, coordinador General del aparentemente poderoso Consejo.

Un total de 61 entidades identificaron las necesidades y oportunidades concretas de cada producción y lo que podrían llegar a aportarle a la Argentina.

”La Argentina, en los últimos 20 años ha perdido participación en el mercado internacional; se produjo una concentración de las exportaciones y de los destinos; y se observa un bajo valor agregado en lo exportado”, resumió el responsable del Consejo, Gustavo Idígoras.

Aunque con características diferentes, el plan de la agroindustria persigue objetivos similares a los que en su momento alentó el llamado “Libro Blanco” de la producción, presentado hace casi un año por otra organización poderosa: la Unión Industrial Argentina (UIA).

Hay muchos puntos de contacto entre uno y otro trabajo. La entidad fabril impulsa que la actividad industrial crezca 27% para recuperar el máximo per cápita.

El Consejo promueve cosas similares. Podría añadirse a ese listado,  como novedad por sobre lo planteado por la industria, el propósito de garantizar la seguridad alimentaria, un objetivo importante en un país con la mitad de su población en la pobreza.

Pero, por más que estemos hablando en ambos casos del nucleo de la creación de riqueza y producción, con entidades poderosas que impulsan los objetivos, el peso de estas organizaciones sucumbe ante el poder demostrado por cualquier secretaría o área administrativa del Estado. El cierre de las importaciones o las retenciones agropecuarias, son suficiente ejemplo de esto.

Nada, ningún libro o trabajo empresario, por más afinado que esté en sus propósitos, logrará torcer el declive del país sin una clara dirección política que se proponga medidas para combatir la inflación, con la aplicación políticas monetarias y fiscales consistentes, entre otras cosas.

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