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El año electoral en el sendero de Caputo
En su primer año, el Gobierno argentino trastabilló con cuestiones políticas mientras intentaba planificar, diagramar y ejecutar un plan de estabilización que le permitiera mostrar aciertos en lo económico, que era lo que al ciudadano argentino promedio le preocupaba y que –en gran medida-lo llevó a emitir su voto en noviembre de 2023.
Poco más de un año más tarde, el Gobierno de Javier Milei ya mostró contundentes logros económicos y se predispone a mantenerlos, como hipótesis de mínima. Pero arrancó 2025 sólo apoyado en algunas modestas victorias políticas que le están permitiendo mantener la cabeza a flote. No hay mucho más. Sigue soportando el constante vapuleo de la oposición (política y social) que busca desestabilizarlo como desde el primer día, pero a la que ha venido respondiendo con su altanería académica y su posición ideológica desprovista de humildad.
Le asisten razones a ambas partes. La columna del Presidente en La Nación del viernes pasado es una prueba de ello. Responde –no sin razones y fundamentos bastante sólidos- a quienes una y otra vez publican papers, columnas, opiniones, tweets, con cálculos y declaraciones apocalípticas, basadas en números de dudoso origen y no tan dudoso objetivo.
Hay cuestiones matemáticas que son irrefutables: el uso de reservas para mantener planchado el dólar, lo que genera una apreciación del peso y un tentación al carry trade son difíciles de discutir. Probablemente sea más fácil entender las razones apoyadas en la necesidad de sostener, mantener y profundizar los logros macroeconómicos que hicieron exitosa la gestión el primer año. Es necesario mantener el dólar a raya para evitar que movimientos bruscos se trasladen a precios y malogren la estabilización conseguida. Por otro lado,el superávit conseguido por doce meses consecutivos blindaron al Ministro de Economía que ahora se mueve frenético entre el mercado y los acreedores para seguir haciendo pie.
A este panorama local hay que sumarle el internacional que está arreciando de noticias que llegan como sablazos para cortar el aire displicente que mantenía a este Gobierno en una especie de luna de miel con votantes, mercados y acreedores. Lo que al principio jugó como viento de cola de a ratos se vuelve huracán de frente. El resultado electoral en EEUU parecía ser benevolente para el plan de Milei. Pero en estos días se ha vuelto en contra cuando nos vimos afectados por una guerra comercial que no nos incluye en la contienda pero nos trae aparejadas algunas consecuencias que podrían hacer cuesta arriba este camino de intentar normalizar un país que, en lo económico se está rearmando, se encuentra camino a enfrentar la primera valla política en las elecciones de medio término y en lo social sigue caminando en la delgada frontera entre una masa de apoyo que aún ronda el 50% pero que puede volatilizarse si alguna variable económica altera su ya malogrado bolsillo. Stay tuned!