El Gobierno no salió bien parado de la cumbre de la CELAC
Quedó envuelto en polémicas por alinearse con mandatarios que son cuestionados en el mundo. Ello se evidenció en el rechazo de la sociedad a la presencia de Maduro.
La reunión cumbre de la CELAC efectuada la semana pasada en Buenos Aires no pudo disimular una división entre los jefes de Estado que encabezan ejercicios democráticos reales y genuinos, y aquellos que sostienen máscaras institucionales que no se condicen con el ejercicio pleno de la libertad en sus países.
El ex canciller Jorge Faurie, al evaluar los hechos, consideró que el Gobierno de Alberto Fernández no salió bien parado ante la sociedad de su país de este encuentro de mandatarios.
Pesó en ello, “la reacción de la opinión pública en general ante el impacto negativo que tenía estar recibiendo a dictadores como Maduro, Díaz Canel y Ortega aunque sólo llegó uno de ellos”, puntualizó en alusión al cubano Miguel Díaz Cané.
Cada uno de los presidentes presentes pudo dejar en claro en que lado de la vereda está y, el gobierno de Fernández volvió a ratificar el rumbo que ha tenido desde el principio apoyando a estos jefes de Estado que son cuestionados en el Mundo.
“Se generó una división clara entre los Jefes de Estado presentes que sostienen con nitidez, más allá de la ideología, la democracia real y genuina y los que están dispuestos a sostener fantochadas de democracia por parte de gobiernos dictatoriales y autoritarios. Lamentablemente Argentina quedó en este último grupo”, consideró.
Precisamente, la mirada que el uruguayo Lacalle Pou le puso a la Cumbre afectó parte de la estrategia original de la izquierda, a excepción del chileno Boric que dejó en claro “cómo se debe defender la democracia”.
También Faurie destacó la actitud que están tomando los propios pueblos latinoamericanos respecto de sus gobernantes. “Esta etapa que estamos viviendo empieza a mostrar una aspiración de los pueblos de dividir a los gobiernos entre los que producen resultados y los que están dedicados a los discursos”.
“Los pueblos de América Latina le están pidiendo a sus gobernantes que resuelvan los problemas cotidianos que tienen, no quieren más verso sobre lo que van a hacer. La CELAC es la tribuna excelsa de aquellos que dicen cosas que después no hacen”, entendió.