El plan de CFK: ir deshilachando a Sergio Massa
Columna por Walter Giannoni.
Todo lo ocurrido en la Argentina durante esta semana conspira contra el “plancito” económico dibujado por Sergio Massa para asumir como “superministro”. En especial, todo lo ocurrido en el plano político, que es el que lo sostiene en esta idea de aguantar y llegar al final del mandato presidencial.
Como ha venido ocurriendo desde que Alberto Fernández se sentó en el panel de comandos de la Casa Rosada, las principales tensiones emergieron desde adentro de la coalición de Gobierno y no desde un mercado que ya descontó hace rato que estas ideas económicas no van para ningún lado. Por el contrario, acentúan el deterioro.
Mientras Massa hace esfuerzos afuera (en EE.UU.) y adentro, mediante un acercamiento con quienes detentan los hilos de la economía real, para lograr cierta estabilización que regeneren alguna expectativa, CFK disparó otra bomba al corazón de esa intención. Acusó a las alimentarias, aquellas que el mismo Gobierno destacó por haber abastecido al país en la cerrazón de la pandemia, de “haber aumentado fuerte sus márgenes de rentabilidad”. Un clásico K tomársela contra las empresas. De paso, en un dejo notable de ignorancia, confundió margen con rentabilidad, dos cosas distintas. Pidió además mano dura contra los formadores de precios: debería comenzar, en todo caso, por el Estado que sigue tomando mano de obra.
El posteo golpeó duro a Massa, se veía en su rostro durante la realización del balance final de los ingresos obtenidos con dólar-soja. El ministro había mandado a su segundo, Rubinstein, a contestarle a la vicepresidenta. El clima es evidentemente de tensión y la batalla subterránea dará nuevos capítulos.
El otro frente que deshilacha al jefe del Palacio de Hacienda es el sindical. Las señales están a la vista. El prolongado conflicto del neumático, donde las empresas tienen más responsabilidades de las que se le atribuyen, fue de una inusitada gravedad porque alcanzó para paralizar a las automotrices. Pero, en definitiva, estuvo motorizado por un gremio no peronista.
En cambio, el acuerdo salarial de los bancarios y la amenaza de Pablo Moyano para la paritaria de camioneros, diluyen cualquier expectativa para anclar los aumentos salariales por debajo de la inflación y le ponen una vara muy alta a los sectores Pymes. Todo irá a precios, es inviable de otra manera, lo cual preanuncia un 2023 (año electoral) con inflación sostenida.
Massa comienza a ver que el plano que se dibuja en un papel, a veces no tiene relación con la realidad.