
El rebote del empleo y los deberes para el día después
El Covid-19 encontró a la economía argentina con un margen de maniobra limitado (déficit fiscal, recesión, inflación, renegociación de deuda), además de un contexto internacional adverso.
Laura Caullo – Economista del IERAL-Fundación Mediterránea
El mercado laboral no quedó exento de las secuelas de la pandemia, principalmente durante los meses de abril y mayo 2020. Casi la mitad de los trabajadores vieron reducidos sus ingresos, por la imposibilidad de asistir a su trabajo (sobre todos los más vulnerables: asalariados informales y cuentapropistas no profesionales) y en el caso de los asalariados registrados percibieron en promedio un 75% de sus haberes.
Para comprender la composición del conjunto de trabajadores (casi 20 millones), en Argentina existen 12 millones de trabajadores registrados. Y el conjunto de trabajadores registrados por fuera del empleo en relación de dependencia involucra a 2,3 millones de personas. En la economía doméstica existe una informalidad que alcanza al 42% del total de ocupados.
Para el conjunto de asalariados privados y personal en casas particulares, existe un alto riesgo de traspaso al desempleo y/o más informalidad (hoy afecta a uno de cada tres asalariados del sector privado) sumado al riesgo de caer en pobreza por la pérdida de sus ingresos. Hay 5,5 millones de personas en riesgo de perder sus ingresos durante la pandemia.
A partir del 13 de marzo, los gobiernos de la región comenzaron a anunciar medidas de protección social. En Argentina, se creó el Ingreso Familiar de Emergencia (IFE) y el programa de Asistencia al Trabajo y la Producción (ATP). También se dispuso un apoyo a los hogares y familias a través de créditos y/o facilidades de pago. Esto, junto a la posible instrumentación del Ingreso Ciudadano Universal de carácter permanente.
Hacia dónde vayan los indicadores laborales, dependerá de que la economía logre algún tipo de reactivación este año, o al menos en el último trimestre. La economía post pandemia va a tener algún rebote, aunque la inestabilidad de todas las variables macro va a ser difícil de sortear.
Lo que hay que tratar es que ese rebote tenga la elasticidad empleo/PIB más alta posible, ósea que la reacción del empleo sea importante. Aparentemente, se está trabajando en políticas de empleo destinadas a segmentos que habitan en entornos vulnerables. Algo bueno para eso será la regulación del teletrabajo, que se fijen reglas de juego con mayor flexibilidad para potenciar la productividad.
Otro aspecto positivo es que gran parte de la población que no estaba bancarizada ahora sí lo está, y es una oportunidad para la formalización, complementado con otras estrategias que adecuen lo estatutos laborales a los que el mercado laboral está requiriendo. Más productividad da mejores oportunidades salariales y mejora indicadores sociales.