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El soberano está haciendo sus deberes

El soberano está haciendo sus deberes

Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.


Lo hizo otra vez. Si las cosas no salen como él quiere, redobla la apuesta. Cuando algunos artículos de la Ley Ómnibus no obtuvieron los votos, mandó retirarla; aún después de haber obtenido la aprobación en general. Cuando varios gobernadores, incluso los de partidos que apoyaron su elección en segunda vuelta, se enfrentaron a él por el episodio de Chubut, insistió con el recorte de transferencias a provincias y cantó el vale 4 con un llamado al Pacto de Mayo. Esta semana sufrió un revés al rechazarse el DNU (que es casi el DNI de este gobierno) en el Senado, pero horas después el mercado borró pérdidas y a estas alturas ya no se habla tanto del DNU sino de la desvalorizada figura del presidente de un partido minoritario sindicado como uno de los principales responsables de esa cruzada.

Hasta ahora le dura la buena estrella y consigue levantarse de cada revolcón en arenas de la política. Puede que su desempeño en esas lides no sea brillante, pero los números de la economía juegan para su equipo. Y en ese terreno sí está logrando lo que se había propuesto. La inflación está cediendo, el Tesoro consigue financiamiento sin necesidad de emisión, el peso se está apreciando, la brecha cambiaria volvió al 20% y obtuvo superávit en las cuentas fiscales por segundo mes consecutivo. Lo hizo otra vez. 

Hasta ahora los gobiernos evitaban hacer el ajuste por el costo político que eso conllevaría. Hoy está al frente de la presidencia un irreverente economista de carácter fuerte y convicciones difíciles de torcer; que lleva adelante la corrección de las cuentas públicas de manera brutal, con una fenomenal licuación de gastos, jubilaciones, subsidios y salarios sin perder popularidad. Pero no ha sido sin costos.

Los indicadores de nivel de actividad son malos. Estrepitosa caída en las ventas minoristas, construcción, patentamiento de autos, etc. Tiene de cal, y tiene de arena.

Las cuestiones políticas no han logrado distraer al ejecutivo de su objetivo primigenio: provocar un cambio en la política económica que permita corregir desequilibrios, aún sin suficiente representatividad en el poder legislativo. El ajuste en las cuentas nacionales hasta aquí ha sido brutal. Resta mucho ajuste aún en provincias, donde sí parece haber consonancia entre ejecutivo y legislativo. Sólo se necesita allí la férrea e inclaudicable voluntad del administrador. Pero esa cualidad no se coparticipa. Stay tunned!

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