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El telegrama siempre llega tarde

El telegrama siempre llega tarde

Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.


Como si el monedero no fuera el propio. Como si en la libreta tuviera “A” en todas las materias. El Gobierno argentino sigue gastando lo que no tiene, inventando alquimias, dibujando escenarios ficticios. Se creyó su propio cuento de que somos Suiza.

Se anunció un nuevo subsidio para quienes no trabajan ni reciben planes ni otra ayuda por parte del Estado. Al mismo tiempo, lanzó el Plan Ahora 30 para comprar electrodomésticos mientras se aprobaba la suba del piso del impuesto a las ganancias. Y ya trascendió que se estaría cerrando un “Plan Precios Justos” para 1.500 productos con congelamiento por 120 días.

Todo esto, en el marco de lo que serían un conjunto de medidas destinadas a vigorizar el consumo y frenar la inflación. Todo muy parecido a lo que ya se ha intentado infructuosamente. Planes sociales, congelamiento de precios, planes de cuotas; todo ha sido probado. Y reprobado. Pero la inflación sigue sostenida arriba del 6% mensual y no hay paritaria que logre empatarla. No sólo no se logran los objetivos declamados, sino que a la postre, el daño es mayor. Ya tuvimos un Plan Platita antes y se volvió inflacionario. Ahora se pretende bajar la inflación y atacar sus consecuencias sociales y económicas probando más del mismo veneno.

Por otro lado, a sabiendas que los dólares en las arcas son escasos y se adeudan casi todos, se los cuida pergeñando cepos y trabas a la importación. El nuevo SIRA (Sistema de Importación de la República Argentina) dejó en espera varios pedidos y trámites que estaban en pleno proceso de aprobación. Se multiplicaron los cruces de información y las oficinas que intervienen para cada aprobación. Como resultado, la mercadería e insumos no llegan y las fábricas se quedan en espera y algunos comercios sin mercadería. Antes de esto, el “dólar soja” tuvo su momento de gloria que ya acabó.

Así todo. Las medidas tienen fecha de vencimiento y la actividad económica ya huele rancia. Empresas y argentinos vivimos sin saber muy bien para dónde ir. Se diseñan muchas medidas y controles a una velocidad tal que es imposible estar al tanto de todas y nos enteramos de la peor forma: al momento de intentar pagar, importar, comprar, producir, transitar, etc. El telegrama siempre llega tarde.

Un Estado adormecido nos está volviendo cada vez más improductivos, deficitarios, lentos. El Gobierno corre detrás de la suba de precios con medidas que ya probó y fracasaron. Habrá que prepararse para un 2023 con elevada inflación pero sin Mundial. Sin pan y sin circo. Stay tunned!

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