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El tortuoso camino del dólar, para el Estado y para las personas

El tortuoso camino del dólar, para el Estado y para las personas

Por Aldo Michelli

Operador cambiario.


El BCRA no puede regular el precio del dólar de libre disponibilidad mediante su intervención en el mercado porque sencillamente no cuenta con recursos para hacerlo. Sobre 43 mil millones de dólares de reservas solamente quedan 4 mil millones disponibles, cantidad que no alcanza a cubrir un mes de importaciones.

La sangría de dólares mensuales que el BCRA pierde por las compras de los particulares, por otro lado, tiene que terminar porque como país no estamos en condiciones de perder esos recursos.

La posible solución para este mercado hay que buscarla a mediano y largo plazo, incentivando la producción agropecuaria y descartando ideologías que equivocadamente atacan al campo. También es necesario descomprimir las retenciones para que el productor invierta más en bienes de capital y en tecnología.

El campo es la única locomotora que tenemos como nación pero, ¿cómo es posible invertir si además de las enormes retenciones, le devuelven pesos, no dólares, a un precio muy distinto al real valor de la moneda extranjera?

¿Cuál es el valor real? Operaciones legales como contado con liquidación y dólar bolsa lo marcan y el llamado dólar blue lo ratifican: sobre más de 130 pesos (llegó a 138 el viernes pasado), el hombre de campo recibe ¡cincuenta pesos!.

Entonces, ¿qué hacer? Como primera medida, la conducción económica debería suprimir la venta de los 200 dólares mensuales sencillamente porque no estamos en condiciones de perder más divisas, e implementar un mercado oficial de cambios, a través de bancos, entidades financieras, casas y agencias de cambios, legisladas y controladas por el BCRA pero con libertad de operar, a los precios que la oferta y demanda determine, sin ninguna regulación oficial.

Con ese mecanismo, se lograría no desangrar más las reservas y hacer más transparente al mercado de divisas.

Todo esto dentro de un solo mercado, habría que también coordinar un plan general más amplio, con todas las demás variables políticas y económicas para poder prever y así lograr más inversiones.


Esta columna fue publicada en la edición digital de la Revista Container del 23/08/2020.

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