El Viejo Mundo, ¿envejeció de golpe?
Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.
El mundo está patas arriba. Jamás hubiera imaginado escuchar lo que he escuchado estas últimas semanas.
Tuve la oportunidad de caminar calles europeas, de charlar con gente del lugar, de responder preguntas desfachatadas sobre nuestro país y su irremediable costumbre de autoboicotearse. Pero también tuve el privilegio de escuchar de boca de los propios habitantes cuales eran las cuestiones que les preocupaban, a qué le temen, cual es la sensación que tienen respecto de su actualidad económica. Y me sorprendí. Hacía años que había estado es esos mismos lugares y la sensación hoy fue bien diferente. Como sufrida ciudadana argentina siempre he sentido que del Viejo Mundo envidiamos su modernidad pero también reconozco que identifico muchos de nuestros rasgos idiosincráticos, heredados de antepasados que abandonaron su tierra para fundar la nuestra.
A los europeos les preocupa la inflación. Parece mentira pero es así. Literalmente me dijeron esto: “aquí en Alemania estamos desorientados. En ocho meses nos subió la cuenta de luz seis veces y la gasolina que pagábamos 1,3 euros hace seis meses hoy vale un poco más de 2 euros. Un muy alto funcionario del gobierno se negó a seguir adelante con la producción de energía atómica. Así es que hoy dependemos del gas ruso mientras él está muy vinculado a la empresa Gazprom que nos provee gas ruso. Parece un claro caso de conflicto de intereses”. ¿Qué podía responderle yo? ¡En nuestro país es tan común que ya ni siquiera sale en los diarios!
En España me comentaron de un nuevo movimiento político de ultra izquierda que supo aparecer hace tiempo y que arrasó desde el principio, pero luego empezaron a resquebrajarse las distintas y facciones y hoy el pueblo español mira con mucho cariño a la derecha.
Un ciudadano argentino emigrado a España hace diez años me comentó que, al principio, le llamaba la atención que la leche valiera lo mismo en el mercado semana tras semana y que hoy ya cree que vive en Argentina porque “tenemos una inflación del 10% anual. Es bestial”. En este punto intenté mantener la línea y no soltar la carcajada. En general, los ciudadanos europeos están preparándose para enfrentar un invierno con menos gas y, probablemente, escasez de electricidad. Mientras aprenden a vivir con una “bestial” inflación del 10%.
Más allá del sarcasmo, lo que intento es contar que el mundo está presenciando horrorizado el retorno de la inflación e intenta manejarse lo mejor que puede en la transición hacia la normalización. Mientras que en nuestro país normalizamos la alta inflación porque hemos asumido que es algo inevitable e incorregible.
O traemos dirigentes extranjeros o seguimos exportando argentinos. Stay tunned!