
Elecciones: 35 días… y descontando
De los dos meses que median entre las elecciones Paso y las elecciones generales, ya transcurrió uno y hasta ahora, desde lo político, no ha habido ningún cambio, hizo notar días atrás en Córdoba un reconocido consultor económico.
A 35 días, Milei sigue liderando las encuestas, donde Massa aparece como segundo y Bullrich tercera. Ese orden, al revés de lo que se interprete, es lógico. Bullrich no salió segunda en las primarias, el que se ubicó en ese lugar como alianza fue Juntos por el Cambio.
En tanto, en lo económico ha pasado de todo, con un agravamiento notable de las principales variables y un nivel de actividad que da muestras de estancamiento. Massa (como cualquier otro político) no es tonto y sabe que su suerte electoral ya no está en la clase media, sino en los sectores que por necesidades cotidianas urgentes intercambian el voto por dinero.
Los asalariados, los que de verdad reciben una suma mensual a cambio de su trabajo formal, vieron en las últimas semanas como su situación se hundía en la desesperación.
La canasta básica alimentaria medida por el Indec rozó en su reciente cálculo los 285 mil pesos, suma necesaria para no caer en la pobreza. El salario medio del sector privado está por debajo y solo la actualización paritaria puede generar la expectativa de una recuperación que en el mejor de los casos emparde. Por eso Massa sale jugado y sin fichas a meterle más presión a la emisión con un paquete de medidas populistas que, la realidad lo ha demostrado en estos años de kirchnerismo, solo generan más inflación.
Si la fórmula le da resultados y logra pasar a una segunda vuelta, para luego ganar la elección en noviembre, después se verá qué resulta. Lo importante en ese análisis es retener el poder. En cambio, si pierde será tierra arrasada, con una crisis de desenlace imprevisible que demandará mucha espalda política para contenerla y administrarla por parte del próximo gobierno.
Milei conserva intactas sus chances de ser presidente. Si resulta en primera vuelta sumará una ventaja significativa porque ello implica que también tendrá bancadas de diputados y senadores un poquito más amplias, aunque siempre desde atrás.
De salir ganador en el balotaje, entonces Milei exhibirá una debilidad preocupante que lo obligará a negociar con la “casta”. Parte de su suerte en el Gobierno dependerá también de si una derrota produce una diáspora en Juntos por el Cambio. Pero ese es otro tema.