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Empresarios, prebendas y reformas

Empresarios, prebendas y reformas

Por Walter Giannoni.


Todo está en debate hoy en la Argentina, sin dudas. Nunca como antes el enorme velo que cubre los escondites clásicos de los privilegios ha sido corrido. De ahí a que las situaciones puedan encararse y resolverse hay una distancia. Pero, por ejemplo, la enorme mayoría de la población conoce que con el actual nivel de gasto público, el país es inviable. Esa verdad de perogrullo ha estado oculta por décadas y sólo era discutida en ámbitos políticos o económicos minoritarios. Hoy la entiende cualquiera.

La semana pasada, el segundo del Ministerio de Economía, Rubinstein, puso las cosas en su lugar, en un Gobierno enredado en la dialéctica por este tema: “La emisión monetaria que no tiene contrapartida en un aumento de la demanda real de dinero, es netamente inflacionaria. Esto no es ni de derecha ni de izquierda, ni liberal ni marxista”.

Otra frase: “Hay gente que dice que primero se necesita crecer y luego bajar la inflación. Eso es contra toda la evidencia teórica y empírica. Hay países a los que le va mal, que no crecen, que tienen enormes discusiones políticas, grietas, etcétera, pero no tienen inflación. No resuelven los problemas con la vía fácil de la inflación”.

Punto.

Discutir esto implica poner en la mesa el enorme tamaño de un sistema que ya no tiene manera de financiarse.

Pero no solo acuden al Estado los perfiles de “beneficiarios” más conocidos, empleados con estabilidad garantizada, personas sin aportes que buscan jubilarse, etcétera, sino que otros vectores también pulsan por ese cobijo.

“¿Por qué nos llamamos empresarios si para hacer cualquier cosa le pedimos al Estado que nos monten la fábrica, paguen parte del sueldo de los empleados, nos concedan créditos blandos y además, en varios casos, que nos compren lo que producimos?”, se preguntaba la semana pasada precisamente un empresario con emprendimientos en varias provincias.

La reflexión, interesante, se complementaba de lo siguiente: “En lugar de pedir cosas regaladas, deberíamos a empezar a exigir que se realicen las reformas de fondo para cambiar nuestro destino”.

Es seguro que con la cantidad de inconvenientes que hoy atraviesan las empresas, empezando por la inaccesibilidad de divisas, no sea el momento para plantearlo. Pero ocurre que Argentina está a las puertas de un nuevo proceso electoral. ¿Si no es ahora, cuándo?

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