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Estados Unidos, mucho abrazo, nada de plata

Estados Unidos, mucho abrazo, nada de plata

Columna por Walter Giannoni.


Es un mundo complejo donde lo lineal, no es del todo lineal y lo torcido puede también no serlo.

Milei viajó a Estados Unidos para abrazarse con Donald Trump en el día de su festejo, con Elon Musk como padrino. Desde las épocas de Carlos Menem con George Bush que no veíamos tamaña afinidad. Es una afinidad despareja: el jefe de una potencia mundial con el jefe de un país que está tratando de desconectar los tubos de la terapia intensiva. Pero al fin y al cabo es una relación.

Hay quienes imaginan que ese vínculo acelerará un acuerdo para la refinanciación de la abultada deuda con vencimiento en 2025. Puede no ser así. Trump ya alguna vez dio la cara por Argentina, durante el gobierno de Macri. Sabemos cómo siguió esa historia. Milei define: nuestra alianza es con Estados Unidos e Israel. Echó a una canciller por eso. Es lo táctico, pero lo concreto puede ir también por otro lado.

En el medio del camino se cruza China. Vale repetir un dato antes de continuar: el mayor intercambio comercial del mundo es entre EE.UU. y China. Trump puede volverse proteccionista, reducir un 20% el comercio bilateral, y aún ahí seguiría siendo un intercambio descomunal.

Fuera de eso, China hace rato que salió a pescar por Latinoamérica. Le construirá un puerto a Perú y muchos se preguntan si por ahí entrará la mercadería dirigida a países con escaso nivel de industrialización. A EE.UU. le preocupa el dato, puede meter presión, amagar y de más, pero, ya se sabe, si China viene con plata acá somos todos necesitados. Ojo, China no regala nada, presta y cobra intereses.

Con décadas de presencia en la región, EE.UU. sembró de empresas la región, colocado tecnología y generado empleo. Pero el Estado norteamericano como tal, es decir, la Casa Blanca, ha llenado de sugerencias y recomendaciones a la política de Latam pero cuesta recordar cuánta plata ha puesto en su desarrollo.

Por eso Milei, que detestaba la bandera roja, ahora dice sobre China: “la verdad es que es un socio comercial muy interesante porque ellos no exigen nada. Lo único que piden es que no los molesten”. 

Es una forma de decir también: Estados Unidos, “si nos querés de socios, hace algo, necesitamos inversión”. Con aplausos y abrazos no alcanza para esta hora del mundo. Las buenas amistades deberían dejar paso a lo concreto.

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