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Guerra a la inflación: sin bajas a la vista

Guerra a la inflación: sin bajas a la vista

Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.


La secuencia fue así: se dio a conocer el Índice de Precios al Consumidor de abril que arrojó un 6% y horas más tarde el BCRA decidió aumentar la tasa de interés a los ahorristas en 200 puntos. La inmediatez denota el estado de gravedad de la situación. Hagamos cuentas: la inflación acumulada en los últimos 12 meses fue de 58%, los primeros días de mayo hubo un nuevo incremento en los combustibles, la inflación “core” subió en abril y los sindicatos están festejando porque cierran paritarias del 60%.

Si alguien me asegura que 58% o 60% será el dato de inflación anual de 2022 firmo ya. Los controles de cambio, de precios, las limitaciones a las exportaciones e importaciones y las tarifas pisadas, son un oscuro pasillo que nos ha traído hasta esta situación de la cual no será indoloro salir. La aceleración en el dato de la inflación núcleo está marcando un nivel de inflación reprimida que le pone un piso a los datos de los meses venideros.

No hay que ser economista para darse cuenta que Argentina entró de lleno en una nueva dinámica inflacionaria. Existe tal distorsión de precios relativos que es común que ni siquiera identifiquemos si un precio es barato o caro. Existe un rango amplio de precios para el mismo producto. ¿Es barato/caro respecto a qué? De eso se trata la inflación: de distorsionar los precios relativos. Tomando el salario medio formal desde diciembre de 2019, concluimos que ahora podemos comprar un 30% menos de ropa, un 5% menos de alimentos pero un 90% más de electricidad y gas.

Esto nos lleva a otra cuestión que ha pasado inadvertida esta semana. Han comenzado las audiencias para diagramar el inexorable ajuste de tarifas de servicios. Y la suba impactará en los precios de varias maneras: hay un capítulo del IPC donde pegará directamente “Vivienda, agua, electricidad, gas y otros combustibles”, que en abril registró una suba de 4,6%.

Además, el aumento de las tarifas públicas eleva los costos de producción y comercialización, que se trasladan a precios. Es algo inevitable. Lo que sí podría evitarse es que, al ajustar un precio relativo (las tarifas, en este caso), no se ajusten los otros precios de la economía. A quienes querían evitar un gobierno que trajera más “ajuste”, les tengo una noticia: los contribuyentes argentinos ya estamos haciendo el ajuste, vía inflación. Stay tunned!

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