Hay que venderse mejor
Los servicios del despachante de Aduana a veces tienen “sabor a poco” y eso hace bajar el nivel de sus honorarios. Las diferencias entre Buenos Aires y Córdoba.
Hace unos cuantos años, los despachantes de aduana no contaban con herramientas que facilitaran la tarea, no había sistemas informáticos para acelerar los procesos, lo mas sofisticado por dar un ejemplo, era la maquina de escribir, llevar el control de vencimiento de temporales, ya sean de Impo o Expo, se hacia en cuadernos comunes escritos a mano que debían revisar todos los días detalladamente para que no se venciera ningún plazo, hacer una operación con muchas mercaderías de varias posiciones arancelarias, llevaba semanas de trabajo, también se hacían largas colas en el banco nación para depositar los gravámenes de una operación y facturar cada operación era bastante complicado.
Actualmente los sistemas informáticos avisan con anticipación los vencimientos y a su vez tienen preimpresos formularios de prorroga y otros que son de uso habitual, los depósitos de gravámenes se hacen vía interbanking, facturar se simplifica mucho mediante estos sistemas, y el Sistema María permite oficializar operaciones con menores márgenes de error.
Los tiempos han cambiado radicalmente, esto ha permitido que muchísimas empresas en la actualidad tengan un prejuicio negativo sobre la actividad del despachante de aduana, obviamente por conveniencia, dado que utilizan este motivo, entre otros, para rebajar honorarios.
Por estos días, a muchos empresarios les interesa bajar costos, como sea, en algunos casos sin medir los riesgos que esto implica, y el despachante por distintos motivos, algunos validos y otros no tanto, ha permitido que los clientes bajen los costos de honorarios, en función de frases como por ejemplo, hay colegas que me dan el mismo servicio por un menor honorario.
Así comenzó a degenerarse la actividad, y algunas empresas que no tienen real dimensión de la responsabilidad del despachante, le dan sus operaciones a profesionales recién recibidos que sin ninguna experiencia se lanzan al mercado. En fin, esta actividad está atravesando una crisis severa. Cada día debe ser más especializada su labor e increíblemente esto va a contramano de lo que cobran de honorarios.
El despachante de aduana tiene una ardua tarea pendiente, en la que deberá trabajar, sin prisa pero sin pausa, para cambiar la mentalidad de los Importadores/Exportadores cordobeses, para que estos entiendan que su función es muy compleja e importante, que va mas allá de lo que el cliente puede ver, pero fundamentalmente el despachante de aduana deberá entender que hoy los clientes están demandando a gritos más y mejores servicios de todos sus proveedores para optimizar al máximo sus costos.
En esta área hay que comenzar el cambio, dar más y mejores servicios, la única forma de mejorar honorarios.
En Buenos Aires por ejemplo, por la misma operación se pagan honorarios más altos que en Córdoba, algo deben hacer mejor o al menos diferente, ¿no?