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Kirchnerismo y oposición, ¿queda espacio para negociar algo?

Kirchnerismo y oposición, ¿queda espacio para negociar algo?

Columna por Walter Giannoni.


Horacio Rodríguez Larreta, uno de los precandidatos presidenciales de Juntos x el Cambio, pasó en estos días por Córdoba. Entre sus declaraciones dejó por lo menos una en la que vale detenerse.

“El kirchnerismo ve otro país, no nos pondremos de acuerdo nunca. Gente que cree que los precios se bajan mandando militantes de La Cámpora a los supermercados”, señaló en la Bolsa de Comercio el jefe de Gobierno de la Ciudad de Buenos Aires.

Desde la otra vereda, unos días antes, el ministro de Desarrollo Territorial y Hábitat, Jorge Ferraresi, había señalado a raíz del atentado a CFK: “Para la oposición nada ha cambiado, para los medios concentrados de comunicación nada ha cambiado. Siguen con los discursos del odio. Uno creía que eso se iba a aplacar y que se iba a generar un proceso de análisis y cambios de actitud, pero no”.

Ferraresi compactó en una frase lo que muchos otros dirigentes del oficialismo nacional, entre ellos el propio Presidente, sentenciaron apenas producido aquel ataque: la culpa no es del autor, sino de cierto periodismo, de la oposición y de la Justicia.

El país está así frente a dos posiciones, formas de pensar, irreductibles. Si ya antes del episodio de Cristina encontrar consensos era en extremo difícil, ahora no existe puente alguno que pueda tenderse para tratar de llevar algo de calma institucional a un país quebrado económicamente.

Así afrontará la Argentina el año electoral, que simbólicamente comienza hoy en Marcos Juárez, con la grieta en toda su dimensión y hondura.

Esa brecha en la forma de ver las cosas y de actuar en consecuencia, sería apenas un dato político más a administrar como se pueda, de no ser porque queda todavía un largo año hasta el recambio del poder y ambas fuerzas tienen responsabilidades institucionales vigentes, por ejemplo, en el Congreso y también en el principal conglomerado del país: Buenos Aires y Capital Federal.

El escenario es, en consecuencia, de una batalla campal abierta donde el kirchnerismo dispone de más recursos (como queda demostrado con el nuevo refuerzo mensual para las asignaciones familiares) y la oposición con la ventaja que hasta ahora le asignan las encuestas que marcan que más del 60% de los argentinos quieren un cambio de Gobierno para 2023. Solo en esa instancia electoral, y sin manera de convivir entre tanto, un modelo se impondrá sobre el otro y el país tomará una dirección, al menos un tiempo.

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