
La agroindustria y sus marcas: campo laboral para emprendedores en comunicación
La “marca país” contiene muchas especialidades, con diferentes grados de desarrollo e inserción. Una sola industria, la del maní, requeriría de “mil comunicadores”, con conocimiento de idioma inglés y chino.
Por Carlos Petroli, Especial para Container.
En el Segundo Foro de Comunicación Agropecuaria, que se realizó en Córdoba organizado por el CIPAG, uno de los paneles abordó las oportunidades laborales para los profesionales de la comunicación. Y saltaron conclusiones importantes: la industria del maní, por ejemplo, con más de 20 empresas exportadoras y 12.000 empleos, se muestra como campo propicio para sumar masa crítica en diferentes estrategias de comunicación.
Diego Bracco, vicepresidente de la Cámara Argentina del Maní, se animó a poner cifras. “En la cámara tenemos presupuesto volcado a comunicación, en la campaña ´maní para mí´, en informar sobre las oportunidades, el consumo, podríamos agregar por lo menos mil personas más en comunicación. En marzo tenemos el primer congreso internacional al que concurrirán representantes de 70 países; necesitamos gente que hable inglés, en chino, para demostrar que estamos en precio y tenemos el mejor maní”, dijo Bracco. El empresario compartió un panel con Luis Macario, presidente de la Unión Industrial de Córdoba; Viviana Lipzis, consultora en desarrollo y comportamiento organizacional, y Federico Bert, experto del Instituto Interamericano de Cooperación Agrícola (IICA).
Lipzis, directora de Action Group, citó el “cambio de paradigmas” en la relación de dependencia laboral, en particular en el área de la comunicación. “Se requieren nuevas respuestas, que seamos proveedores de soluciones comunicacionales, esto supone el desarrollo de un nuevo conjunto de habilidades que tienen que ver en general con el ecosistema emprendedor; contar con conocimientos, habilidades y actitudes para un perfil profesional competitivo”.
Estas competencias, dijo, están relacionadas con proactividad, autogestión, resiliencia, y que estos profesionales incorporen habilidades de gestión, de procesos y de productos. “Empecemos a reconsiderar estas habilidades, aprender a planificar, lo que este mercado nos está pidiendo. Pensar en términos de producto, qué solución integral ofrecemos a los medios, a las empresas, a las instituciones, a los estamentos del Estado. Y qué precio le ponemos a esas soluciones porque nadie vive del aire”, advirtió Lipzis.
En paralelo, consideró: “Algo critico es cómo medimos los resultados de lo que hacemos. Gestión por indicadores es algo que no se discute. Para ofrecer un producto intangible, profesional, se requiere una métrica para esta propuesta de valor”.
Luis Macario, reconocido directivo agroindustrial que antes de llegar a la presidencia de la UIC fue titular de la Bolsa de Cereales de Córdoba, dijo que quienes busquen especializarse en la comunicación en el segmento agro “van a participar de un sector altamente exitoso. Argentina en este rubro es líder a nivel mundial, a pesar de todas las vicisitudes. Competimos de igual a igual, es un sector de punta”, ponderó.
Para esto, coincidió con Bracco en que los profesionales deben capacitarse, hacer pasantías en empresas agroindustriales, lo que anotó como “un deber” que tienen por delante las empresas. “La agroindustria tiene que hablarle a la opinión pública, a la sociedad. Equivocadamente, solo hay un lobby ante los políticos”, dijo en tono de autocrítica. Para agregar que la percepción de la opinión pública es sesgada, en el sentido de que el agro no aporta a la economía del país.
Federico Bert mencionó que la agrobioindustria tiene un mercado en constante crecimiento, con una fuerte segmentación en la que se valoran conceptos asociados a la sostenibilidad para el ambiente y la salud por parte de los consumidores. “Nos largamos a comunicar sin estrategia, sin inversión, poco empáticos y con un proyecto acotado a las redes. Esto abre una oportunidad para los comunicadores”, apuntó.
Para Bert, “una marca país es una estrategia de comunicación. Los consumidores quieren saber más, de dónde vienen los productos, hay mucha avidez, y eso es comunicación”, definió. En el menú ubicó la presentación de historias para distintos públicos, los “paquetes que hablan” (información contenida en el packaging), hasta el divulgador científico “cada vez más necesario para disminuir los cuestionamientos por valores de época o ideologías”.