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La pesadilla que viene y a la que pocos le ponen atención

La pesadilla que viene y a la que pocos le ponen atención

Walter Giannoni


Los próximos meses de la economía argentina serán una pesadilla. Parece una exageración pero no lo es. Por primera vez en 20 años, período en el cual se puso en marcha el esquema de retenciones agropecuarias, ese aporte caerá a niveles mínimos e inesperados.

El tema es apenas tratado a nivel político. El país está metido entre el drama rosarino, la sentencia a CFK y el lanzamiento de candidatos. Pero esta cuestión se llevará todo puesto cuando aparezcan sus efectos en la economía real.

La Bolsa de Comercio de Rosario recalculó las pérdidas en la zona agropecuaria núcleo y confirmó la dramática situación. Soja: por la sequía, solo se cosechará la tercera parte de lo que se esperaba a principios de la campaña. Se esperaba producir 19,7 millones de toneladas. El 9 de febrero la estimación bajó a 10,4 Mt. Ahora serán serán solo 6,5 Mt y cayendo por falta de lluvias.

Ese número (6,5 Mt) es la mitad de la peor campaña desde el 2008/09 con 13,5 Mt. Hay más: El 17% del maíz de fechas tardías está perdido y el 85% está de regular a malo. En 15 días se perdieron 119.000 hectáreas entre maíz de segunda y tardío. De lo que queda en pie, la mitad está regular y un tercio en malas condiciones. Los rendimientos de lo brotado, por el piso.

Esas son fotos de la zona núcleo, imaginemos el panorama de las regiones periféricas, como las provincias del norte, hacia donde se extendió la frontera agropecuaria. “No queda nada. Lo más parecido a esto debe haber sido el éxodo jujeño”, comparan quienes recorrieron esa parte del país. Fue cuando se quemaron las cosechas.

Otro dato: hay que ver si habrá condiciones para sostener una campaña triguera en los volúmenes habituales. Si falla ese cereal, las consecuencias le pegan directamente a la “mesa de los argentinos”. Hay que esperar y rogar que llueva.

Un problema será la caída del ingreso de divisas, pero otro adicional el empobrecimiento de las economías locales. Por citar solo un ejemplo, sin granos para llevar al puerto no funciona el transporte. Hay que sumar el propio drama de los productores que perdieron decenas de millones.

La Argentina estaba acostumbrada a que las cosechas no fallaban. El campo siempre estaba ahí a la mano para salvarnos. Esta vez no será así y va a doler hasta el hueso.

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