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La promesa del peso fuerte: ¿un arma de doble filo?

La promesa del peso fuerte: ¿un arma de doble filo?

Columna por Nancy Villarruel, Economista.


Hoy por hoy, la preocupación del Banco Central de la República Argentina pasa por la avidez que tienen los ciudadanos de este país para hacerse de pesos.

Vuelva a leer si es necesario, pero entiendo si aun así no logra comprender lo que está leyendo.

Argentina no es un país para economistas apegados a los dogmas de los libros. Nadie, ni en un millón de años, se hubiera atrevido hace un tiempo a pensar que algunos argentinos llegarían a vender dólares para aprovechar la coyuntura del mercado. Somos aguerridos, resilientes, corajudos, pero hemos vivido tantas crisis y hemos perdido tanto en el camino que lo que vivimos y vemos hoy choca contra toda teoría del comportamiento. 

No obstante, hay una explicación económica detrás de este comportamiento digno del “homo economicus”. Las alternativas de inversión en instrumentos de renta fija permiten ganar entre 2,5 y 3,1% mensual, con tasas reales positivas en función de la inflación esperada. Pero si sumamos al análisis la evolución de los dólares financieros que vienen mostrando una caída superior al 4% mensual, el rendimiento en términos de la moneda estadounidense es lo que explica la apuesta que muchos argentinos están haciendo a la moneda argentina y que es lo que preocupa a la autoridad monetaria. Esta dinámica es lo que podría llevar al BCRA a volver a bajar la tasa de referencia para evitar seguir alimentando el carry trade.

Es que la promesa del presidente de convertir al peso argentino en una moneda más fuerte que el dólar, se podría volver un arma en su contra si alguna cuestión política o social (que son las que él no puede manejar) hace tambalear el statu quo y empuja a los argentinos a volver al comportamiento defensivo de refugiarse en el dólar. Los pesos multiplicados por tasas positivas podrían demandar más dólares de los que efectivamente hay, aún después de las compras de octubre y lo que va de noviembre, que han recompuesto bastante las reservas, pero no alcanzaron para volverlas positivas.

Por ahora, el mercado y cierto nivel de confianza ganada por la férrea convicción de mantener superávit fiscal a como dé lugar están configurando un panorama optimista para un Gobierno que está a días de cumplir su primer año de mandato. Pero en Argentina viven ciudadanos que han pasado las de Caín, y ante la primer amenaza huyen a refugiarse, ellos y sus ahorros. Un año es mucho tiempo para hacerse fama, pero no lo suficiente para permitir irse a dormir. Stay tunned!

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