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Más normas que convierten en incierto el futuro del comercio exterior argentino

Más normas que convierten en incierto el futuro del comercio exterior argentino

La semana pasada el Gobierno acentuó el cepo a las importaciones. Sin posibilidad de prever, planificar y proyectar, el sentimiento de desesperanza en las actividades involucradas es cada día mayor.


Por Lic. Ana Maria Videla, Consultora en Comex.


El proceso de importar tiene su primera dificultad, en la obtención de la licencia de importación, tarea agotadora: pedir, anular, volver a pedir, reclamar, insistir, solicitar audiencias, mandar emails y hasta suplicar una aprobación. Después de tanto esfuerzo, para obtener la aprobación, vienen nuevas reglas y otra vez comenzar de cero.

Quienes lograron obtener una LNA aprobada, se ven acorralados, por la inminente fecha de vencimiento de la licencia, sin chance de legitima prorroga, legítima porque no existe una normativa que deje sin efecto esa posibilidad.

Desde el lunes pasado, no se han aprobado licencias de importación ni se han otorgado prórrogas, aun así, el anhelo es que se trate de un error, y no sea consecuente a lo expresado en la norma que, recientemente, paso posiciones arancelarias de licencias automáticas a licencias no automáticas.

Quedará bajo el criterio de los funcionarios si existen innumerables Licencias para la Importación que no representan necesidad ni urgencia para su ingreso al país.

Acceder al mercado de cambio, es casi imposible: cupos inciertos de pago que no coinciden con ningún cálculo establecido, burocracia y mala atención bancaria, no siempre por política comercial, sino más bien, por desconocimiento, tornándose casi imposible adaptarse a la dinámica de emisión de normas.

Otro de los cambios es la, implementación un nuevo sistema de fiscalización llamado “Radar” para detectar operaciones “ilícitas”, donde, el principio activo, es dudar de la legitimidad de las operaciones, hasta tanto, se demuestre lo contrario. Para ello, hay alertas, desde el pedido de licencias de importación, pasando por la verificación de antecedentes, documental, física y exhaustiva en muchísimos casos, con la posibilidad de denuncia y secuestro de mercadería.

Uno de los objetivos, es averiguar si hay triangulación de operaciones y su naturaleza. La triangulación se fue dando con mayor frecuencia a partir del cepo al mercado único de cambios, surgiendo como alternativa de financiamiento, a la negativa de los proveedores tradicionales y habituales, en dar financiamiento a las empresas argentinas.

Otro de los objetivos, se relaciona a desalentar a las empresas, el recurrir a medidas cautelares, ya sea para obtener una licencia o para realizar el pago al exterior. Y como tercer punto, para detectar las maniobras de sobrefacturación en importaciones y subfacturación en exportaciones.

Para terminar, lo nuevo y preanunciado, por el ministro de economía, que se refiere a la derogación del sistema de monitoreo de importaciones SIMI e implementación de un nuevo sistema de trazabilidad y ordenamiento de las operaciones (TRAZ), cuyo borrador ya circulo y explica lo que sería la nueva normativa.

Este nuevo sistema, les permitiría, obtener información estadística y tener acceso a la trazabilidad de cada operación de comercio exterior, es decir, el sistema les asegurara tener el control de todas las importaciones y exportaciones. A su vez, el sistema les permitiría dotar de complejidad a la posibilidad de recurrir a medidas cautelares.

Este nuevo sistema TRAZ, seguramente, será evaluado por la Organización Mundial de Comercio, quien controla que, cuando existen sistemas de licencias de importación, estas se usen solo con fines estadísticos, y no, como una herramienta de administración de la autorización de importaciones, restricción o prohibición.

Lo cierto es que, no hay dólares y comienzan a vencer los pagos prorrogados 180 días, ¿la pregunta es podrá el estado cumplir y seguir sosteniendo algunas importaciones?

Como se dice: “Hay que priorizar los dólares para la producción”, para seguir produciendo y creciendo. Pero para ello, no se necesita prohibir, ni categorizar necesidades, ni castigar a determinados sectores por importar.

Debemos alentar la exportación, reducir impuestos, dar incentivos, apoyar la producción, principalmente primaria, hasta que las empresas se sientan seguras de invertir y apostar en un país previsible.

El comercio exterior no es la causa de la crisis; las importaciones se convirtieron en la variable de ajuste que se pretende hacer ver como la solución de los desajustes macroeconómicos.

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