Presidenciales 2023: Más que un gran ministro, un presidente fuerte y decidido
Columna por Walter Giannoni.
Las últimas semanas han sido ricas en debates económicos impulsados por diferentes think thank del país. La mirada, como resulta casi obvio, está puesta en cuál es el recuento de daños que quedará al final de esta etapa y cómo se abordará ese campo de batalla a partir del próximo Gobierno, para cuyo inicio falta un precisamente un año y seis días.
Qué ocurrirá desde aquí hasta allá está más o menos sobre la mesa: Massa intentará estirar al máximo posible la agonía del actual tipo de cambio, la película completa de la inflación se mantendrá más o menos en los niveles actuales, y la actividad seguirá planchada en numerosos sectores, con las consabidas excepciones que produce el excedente de pesos que pierden valor como el hielo al sol.
Solamente un desmadre total del déficit cuasi fiscal, producto de la bola de nieve de las Leliq, puede torcer este rumbo y acelerar un desenlace.
En aquellos debates intelectuales hay un cierto reconocimiento a que el ministro realizó un esfuerzo para ajustar el gasto público que es lo que le piden, no sólo el FMI, sino cualquier libro de economía que defienda lo básico del no gastar más de lo que entra.
Mientras tanto, lo dicho: los economistas esbozan ideas y ya aparecen candidatos para ese ministerio que en los últimos 20 años ha demostrado ser una extraordinaria máquina de picar carne.
Por el momento, los que más valor tienen son los que aparecen por el lado de Rodríguez Larreta quien, a estar por las encuestas, lleva una luz de ventaja sobre el resto de los candidatos de Juntos por el Cambio. Pero todavía puede pasar cualquier cosa.
Lo importante en las actuales condiciones de la Argentina no es solo el coeficiente de IQ del futuro titular del Palacio San Martín para desarmar tanta mala praxis económica (en la cual hay que incluir una parte del gobierno de Macri). Tampoco los pergaminos académicos que exhiba ese ministro. Lo realmente gravitante es la fortaleza política con la que llegue quien vaya a ser su jefe, es decir, el próximo presidente.
Su convicción y su respaldo parlamentario serán las claves para elaborar estrategias que permitan primero que nada ponerle un freno a la inflación. Y en esto, como ha demostrado varias veces la historia argentina, hay un “momentum” pasado el cual los gobiernos terminan, aunque todavía al frente les queden años de mandato.
