
Omar Giardelli, pasión industrial con el centro en el mercado
Con una fuerte integración vertical, la compañía es líder en la creación de mobiliario para el disfrute y el descanso. Produce 100 juegos de living y 600 colchones por día de trabajo.
Con una fuerte integración vertical, el Grupo Color desarrolla juegos de livings marca “Color Living” y los colchones y sommiers marca “Deseo”. Posee tres unidades de negocios con 40.000 metros cuadrados cubiertos, distribuidos en las provincias de Córdoba y Buenos Aires. En su centro industrial de Villa del Rosario, la infraestructura crece cada año tanto en instalaciones como en maquinarias y equipos operados por 400 empleados directos, de los cuales un 30% son mujeres. Es, en consecuencia, una gran familia inclusiva con una fuerte inserción social en la región.
Omar “Polo” Giardelli no le escapa a su historia. “Vengo de la calle y soy un bolichero, lo digo con orgullo: compro y vendo todo”, dice. De esa forma de razonar surgió el Grupo Color, líder en la fabricación de juegos de living, colchones y sommiers. La fábrica de Villa del Rosario es un ícono de la industria argentina que apuesta a un crecimiento todavía mayor.
–Del comerciante surgió el industrial.
–Siempre fui comercial. Solo superficialmente tengo idea de cómo se arma el sofá y cómo se tapiza. Yo me autotitulo “bolichero”, con mucho honor. Compro y vendo todo. Ahora la vida me puso en el rol de industrial.
–¿Qué claves tiene la industria?
–Tres principales: la producción, la administración y la más importante, la parte comercial. La venta, los viajantes, los negocios, la calle. Uno de esos tres engranajes se para y deja de funcionar el reloj. Si el comercial no me vende, no tengo qué fabricar. Si allá la planta no produce y no entrego, perdemos plata. Y la administración que debe aglutinar y garantizar el funcionamiento de todo eso.
–¿La venta de juegos de living tiene estacionalidad?
–La mayor demanda se produce en el invierno. Arranca lentamente en marzo y en su momento llegaba al pico en el Día de la Madre. Ahora esto último cambió un poco. Pero en el invierno, cuando la familia está más en su hogares, piensa en comprar o cambiar lo que tienen. A fin de año también tenemos demanda.
–¿El sillón es un negocio de precio, de diseño o de ambas cosas?
–El diseño es central, dos veces al año presentamos las novedades en Fimar. Estuvimos mirando tendencias en Italia y ya estamos haciendo cinco modelos con movimiento. Para 2025, el objetivo es pasar del 10% al 25% de sillones con movimiento, eléctricos. Y con las telas se ha producido una revolución. Tenemos cerca de 200 tipos diferentes de tapizados. Hay algo muy curioso: las preferencias de colores varían según la región del país, en el norte más vivos, en el sur y Buenos Aires más clásicos.
–¿El negocio del colchón es parecido? ¿Por qué se metieron en esa actividad?
–La fabricación de livings requiere tres insumos importantes: madera, tela y poliéster. Un gran proveedor de insumos y fabricante de colchones empezó a competirnos con los sillones y no nos gustó nada. En consecuencia, nos interiorizamos sobre los procesos para fabricar espuma, dimos todos los pasos, y comenzamos a hacernos nuestro propio poliéster. Solo para los livings.
–¿Y cómo es la temporada de ese producto?
–Parecida, más fuerte en el invierno. Pero fíjese esto: hoy vendemos 100 juegos de living y 600 colchones y sommiers por día. Pero la cantidad de operarios necesaria para producir una cosa y la otra es a la inversa. Jamás vamos a dejar de hacer livings, es algo personal mío, pero la competitividad del colchón o el sommier es mayor.
–Con su larga experiencia, ¿en qué momento está la industria en general?
–Si acá bajan las barreras para importar, sin que nos den las armas para competir, va a ser difícil. Se necesita bajar impuestos y facilitar mucho más la importación de insumos para la industria. Si bien en nuestro rubro el transporte, que está costosísimo, es una especie de barrera, el Gobierno debe ser muy cuidadoso con la apertura y darle más relevancia a la industria. Siempre hay que preguntarse quién va a generar empleo. Y además, hay que controlar la informalidad que distorsiona los mercados, incluso en este rubro de los livings.
–¿Cuál es su mirada sobre el capital humano de la empresa?
–Es lo más importante, es el valor más grande, no hay vuelta que darle. Y han cambiado mucho las formas del vínculo laboral. En mi caso, todo el capital está acá en esta fábrica, invierto todo acá, lo mejor que me puede pasar es tener sintonía con mi gente.
–¿Y su mirada de la tecnología?
–Pensamos en incorporar tecnología 4.0 con inteligencia artificial. Gente capacitada más tecnología es lo que nos va a llevar al futuro.