Oportunidades de inversión en el nuevo ciclo
La Argentina puede volver a capitalizar el interés internacional. El tablero se terminará de conformar con la asunción de un nuevo gobierno, que volverá a ubicar a nuestro país en el radar de los capitales.
El contexto internacional y los recursos locales permiten augurar un escenario promisorio en oportunidades de inversión. Pero estas expectativas están condicionadas a la puesta en marcha de cambios significativos en políticas públicas y en el aporte de un empresariado comprometido en agregar valor y solidez a una nueva etapa de desarrollo sostenido.
Argentina puede volver a capitalizar el interés internacional. Las diversas devaluaciones y su correlato en la caída de los precios de las commodities determinarán decisiones de inversión más selectivas a escala global y una elevada liquidez, que continuará generando el marco ideal para posicionarse en la región. Este tablero se termina de conformar con la asunción de un nuevo gobierno que mejorará los niveles de confianza y volverá a ubicar a nuestro país en el radar de los capitales, desplazando tal vez a otras economías que, como Brasil, han dejado de ser tan seductoras.
Este escenario es sin dudas el vértice de un nuevo ciclo de expansión. Nuestro país tiene la particularidad de contar con abundantes recursos naturales, que poseen grandes perspectivas de desarrollo, como el agro, la energía y la minería; y el progreso de estos sectores podría ocasionar encadenamientos relevantes sobre rubros de mayor valor agregado y generar un círculo virtuoso en diversas ramas industriales.
Argentina es el tercer abastecedor a nivel mundial en el mercado agroalimentario, detrás de Brasil y Holanda, y puede avanzar en la oferta de productos elaborados estableciendo las bases para integrar y potenciar a industrias relacionadas como la biotecnología, el desarrollo de nuevos fertilizantes y fitosanitarios, maquinaria agrícola o software especializado.
Hidrocarburos
Por lo pronto, y asumiendo que las autoridades apuntarán a la seguridad energética, necesitará incrementar entre un 30 y un 40 por ciento la producción de hidrocarburos y combustibles, para lo que se requerirán inversiones por 11.250 millones de dólares anuales a lo largo de los próximos ocho años, sólo en el upstream . Esto será una gran oportunidad para toda la secuencia de proveedores (insumos, equipos, maquinaria, infraestructura) en los que ya hay un desarrollo de base gracias a la trayectoria en hidrocarburos tradicionales, pero que se potenciaría aún más.
En materia de minerales, Argentina se encuentra en los primeros lugares de reservas mundiales de litio y cobre y en el top ten en potasio, oro y plata. Si bien actualmente se está en una fase descendente de precios, se esperan desembolsos en este sector por 15.507 millones de dólares entre 2015 y 2020, debido al incremento de la demanda china. Esto aportará dinamismo a las empresas de servicios especializados (exploración, perforación, análisis geoquímicos), consultoría ambiental, construcción, ingeniería y servicios de logística y transporte.
Debemos considerar, además, el potencial existente en otras industrias, que son emblemáticas a nivel nacional. Es el caso de la automotriz, metalurgia y la industria química. Así como el espacio ganado en la industria del conocimiento, donde si bien algunos sectores todavía son de baja escala, existe una base local de saber y tecnología que se podría impulsar. Entre ellos, se destacan las energías renovables, la industria farmacéutica, la biotecnología, el software, la tecnología nuclear y la satelital.
Argentina presenta hoy una macroeconomía inestable y un marco regulatorio y jurídico deteriorado, que desalienta la llegada de capitales de riesgo. Por ende, será indispensable avanzar sobre la competitividad sistémica, que abarca tanto la estabilidad macroeconómica, la solidez del marco institucional, una infraestructura competitiva y un mercado de capitales que impulse las decisiones de inversión.
Es cierto que las iniciativas centrales deberán provenir del Estado, pero hay que asumir que este nuevo ciclo de expansión requerirá del aporte empresario: el compromiso de inversión, la trasparencia, la incorporación de tecnología y de know how, serán la clave para agregar valor y consistencia a una nueva etapa de desarrollo.
fuente: La Voz