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Política: Lujos que no son para esta etapa de gobierno

Política: Lujos que no son para esta etapa de gobierno

Columna por Walter Giannoni.


El Gobierno atravesó una de las semanas más difíciles desde que asumió en diciembre pasado, con la ocurrencia de tres episodios que calaron en la opinión pública la cual aún existe por más que haya perdido peso entre quienes se dedican a la consultoría política.

Están a la vista: uno fue la interrupción por 30 horas del servicio de gas domiciliario en estaciones de GNC e industrias, otro, el bochorno de los alimentos guardados y no distribuidos y finalmente el relevo de, nada más y nada menos, que el Jefe de Gabinete.

La mejor noticia fue, en todo caso, la obtención del dictamen de mayoría en el Senado para avanzar en el tratamiento de la Ley Bases que, aun cuando haya quedado muy “lavada” sigue teniendo una importancia supina para demostrar gobernabilidad política.

El episodio del gas tiene ribetes de tormenta perfecta, con una confluencia de factores que pusieron al descubierto la impericia del actual gobierno por sobre lo realmente importante que es la apocalíptica gestión de la energía que llevó a cabo el kirchnerismo sobre todo en el segundo período de CFK y en el de Alberto – Massa. El populismo energético de esos años no sólo desfinanció al sistema sino que además generó deudas crecientes que este gobierno de Milei debe afrontar sin más dólares que los que puede recuperar con las compras de estos meses. La frutilla amarga de ese desastre kirchnerista es el resultado del juicio por la expropiación de YPF.

Pero, a veces la realidad juega estas piruetas impensadas, el anticipo de las bajas temperturas y la falta de decisión para la compra de un barco con GNL, con lo cual ese corte no se hubiera producido, dejaron en la calle la idea de que la administración libertaria es la causante de la crisis, una enajenación absoluta de la realidad.

El episodio de los alimentos guardados es, en cambio, un hecho donde existe responsabilidad concreta de la Casa Rosada, aun cuando se culpe a un funcionario de tercera línea por ello. No porque no pudiera decidir un gobierno qué destino darle a esta ayuda, sino que todas las argumentaciones fueron falaces.

Las tres cosas lo encontraron Milei fuera del país, muy lejos de la primera línea de la trinchera donde uno supone deben atenderse los asuntos del Estado, las disputas internas y los forcejeos con la oposición. El presidente deberá entender que por más que lo reciban los popes globales de la tecnología, hay lujos que no son para esta etapa.

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