
Por el token y el FMI, todos los caminos de Milei terminan en Estados Unidos
Con el escándalo de la criptomoneda $LIBRA todavía muy caliente y sobre la mesa, todos los caminos del gobierno de Javier Milei conducen hacia Estados Unidos en la búsqueda de un salvavidas que contenga la polémica y evite más daños colaterales.
Cualquier análisis sobre esta situación es más que complejo. Poco habitual para los andariveles clásicos por los cuales ha transcurrido por décadas la política argentina. Aquí no se acusa a un político de haber tomado fondos del Estado, o de ocultar dinero en paraísos fiscales, con testaferros, etcétera, sino que se lo acusa de haber armado una estafa a escala internacional. De haberle puesto su cuerpo a esa maniobra para consumarla.
Esto cayó como un cisne negro (en rigor, esa figura solo se aplica en días previos a una elección y no a meses, como en este caso) en momentos donde el Gobierno empezaba a recoger frutos por la estabilización de la economía y la baja de la inflación.
De hecho, el caso $LIBRA no ha modificado sustancialmente los niveles de aprobación de Milei que mantiene un 30% de apoyo incondicional, más otro 20% variable que difícilmente se sumaría a lo que los politólogos llaman sin vueltas “el tren fantasma del kirchnerismo”.
Como quedó demostrado con la imposibilidad de conformar una comisión investigadora en el Senado o con los mercados, el gobierno comienza a atemperar los efectos del caso $LIBRA fronteras adentro. Ello no impedirá que en un año electoral se lo utilice como insumo opositor. Pero, lo más importante, es que a la Justicia argentina le resultará difícil involucrar penalmente a Milei por un posteo a menos que aparezcan más pruebas que en todo caso no se producirían adentro del país sino en los capilares entrecejos del mundo cripto. Los jueces autóctonos no pueden resolver casos más lineales, es ciertamente difícil que consiga avanzar en este terreno.
En cambio, Milei necesita con desesperación que la Justicia de los Estados Unidos –quizás influida por Trump–, comprenda lo que él considera fue su rol en el caso: un mero “difusor” de la cripto. Cualquier otra decisión en territorio norteamericano metería al libertario en un enjambre de problemas legales, desde estafa, lavado de activos, fraude electrónico, entre una extensa lista.
El otro camino que conduce a EE.UU. es la negociación con el FMI. Están a la vista las dificultades del Gobierno para recomponer las reservas. Un acuerdo soliviaría los nubarrones que en la actualidad observan los inversores financieros.