Por qué la economía se complicó más durante la actual gestión
Un repaso sobre los principales indicadores del Gobierno de Alberto Fernández y Cristina Fernández de Kirchner. Inflación, pobreza, salario y crecimiento bajo la lupa.
Inflación y pobreza son los principales indicadores con el que se puede evaluar una gestión porque son los datos que más impactan y afectan a la población, y porque son el resultado más claro de las políticas económicas aplicadas por cualquier gobierno.
Para el presidente Alberto Fernández, los resultados en esos dos termómetros son negativos, aunque hay que tener en cuenta que entre medio ocurrió la pandemia. En sus tres años de gestión, la inflación promedio fue del 62% anual, termina 2022 con un nivel que será del 100% y se prepara para un 2023 con la misma dinámica, según un informe de ABECEB.
Esa inflación supera la media del 40% del gobierno de Mauricio Macri y del 28% de la presidencia (de la actual vice) Cristina Kirchner. Es una inflación a la que se llega sin corregir precios relativos, sin devaluar, con Precios Cuidados, Precios Justos. Y, sobre todo, a la que se llega atacando los síntomas superficiales, sin un programa antiinflacionario estructural y sin atacar los verdaderos motivos como el déficit fiscal y la emisión monetaria.
Esa escalada de precios tiene el peor efecto directo que es el crecimiento de la pobreza. En la gestión actual, promedia el 39,5 %, muy por encima del 29,8% de Macri y del 27,8% de la gestión de Cristina Kirchner, según datos del Observatorio de la UCA.
Ese es el promedio, pero en el último informe de la UCA, la pobreza aumentó al 43,1% en 2022 profundizando el deterioro de la última década. Hay 18 millones de personas que son pobres, según esa proyección. Sin la asistencia social del Estado, la pobreza sería del 50 %, de acuerdo con los supuestos del Observatorio.
Por otra parte, el salario real también se deterioró en la gestión de Fernández, mostrando una caída acumulada de 1,6% tras la caída del 14,9% en la gestión de Macri (en la que se ajustaron tarifas) y la ligera suba del 2 % en la presidencia de Cristina.
La variación promedio del PBI per cápita en estas tres gestiones también ha sido muy mediocre: en la de Alberto casi no hubo cambios (0,6%), en la de Macri, fue negativa en -2% y en la de Cristina -0,7%, ilustrando a las claras el proceso estructural de estancamiento secular en la que viene sumida la Argentina hace más de una década.
Los “fundamentals”.
En las reservas del Banco Central, Fernández tiene otra nota negativa: cayeron a 4000 millones de dólares, a pesar de los elevados precios de los commodities, el cepo, las restricciones a las importaciones y de todos los tipos de dólares.
Con Macri, en cambio se acumularon reservas netas por 9.700 millones revirtiendo en parte la pérdida de 23.900 millones de dólares registrada durante la presidencia de CFK.
La competitividad cambiaria también se ha visto significativamente erosionada. De hecho, en 2022 el tipo de cambio real multilateral se ubicó 21,2% por debajo del promedio histórico de largo plazo, con creciente percepción de atraso cambiario, con menos atraso que con el que cerró Cristina su mandato (-31% vs largo plazo) pero muy por debajo del nivel del último año de la presidencia de Macri (+0,9% arriba del promedio de largo plazo).
Y en materia fiscal, con un déficit primario que si bien viene cayendo y resulta menor al que había cuando terminó su mandato CFK en 2015, se sitúa en 2,5% del PBI (vs 0,4% en 2019).
Por otra parte, si bien los niveles de endeudamiento público no son elevados en perspectiva internacional (el stock de deuda pública relevante -o sea neta de deuda intra sector público- es de 45.7% del PBI) e incluso son menores a los que había al finalizar la gestión de Macri (54,9%), Argentina tienen los mercados de crédito virtualmente cerrados y cada vez le cuesta más hacer el roll over de su deuda publica en pesos por la cual debe pagar cada vez mayores tasas y a plazos más corto.