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¿Quién dijo que el Congreso debe hacer política económica?

¿Quién dijo que el Congreso debe hacer política económica?

Columna por Walter Giannoni.


La reciente pulseada entre el oficialismo y la oposición por la recomposición de haberes para los jubilados y pensionados nacionales vuelve a poner en el tapete una cuestión liminar para el funcionamiento de la Democracia: ¿Para qué está el Congreso? Inclusive, yendo un poco más allá, el interrogante podría extenderse a otro campo: cómo se supone que debe funcionar la división de poderes en la Democracia argentina.

Con el apoyo de algunos diputados radicales, que antes habían impulsado y sostenido la llamada reforma previsional para aumentar los ingresos para la clase pasiva, Javier Milei obtuvo una victoria pírrica que envió una fuerte señal al mundo de la política. Al otro día, el Senado le pegó un cachetazo con el financiamiento universitario. Pero, tal vez lo más incomprensible para cualquiera que evalúe cómo debe ejecutarse la división de poderes es que nunca debiera haberse siquiera planteado la cuestión previsional de esa manera. El desubicado, por decirlo de alguna forma, no fue Milei quien ya demasiadas desubicaciones ha mostrado.

El desubicado es quien entendió que desde el Congreso se podía ejecutar política económica por encima de un Ejecutivo que asumió la conducción del país en medio de una enorme llamarada, al borde de la híper, el default, el crecimiento de la pobreza y todo lo que conocemos. Y que lo hizo a partir de una definición abierta y clara: “No hay plata”, definición que es todo un plan, al decir de economistas como De Pablo. En este punto, no está en duda la legitimidad de la demanda de los jubilados, en muchos casos llevados a la miseria. No fue un invento de Milei  esa condición desfavorable. Es consecuencia de políticas atravesadas por el populismo previsional defendido por muchos de los que pretendieron imponer ahora el aumento y que antes habían acompañado el plan Platita a cuyas consecuencias –211% de inflación– se acaba de referir Rubinstein.

La política económica, acá y en cualquier democracia occidental, debe ser fijada por quien ejerce el Poder Ejecutivo porque es él quien luego deberá generar los recursos para conseguir el equilibrio general y es quien tendrá que rendir cuentas.

Entonces, es evidente que detrás de esas maniobras barnizadas con buenas intenciones, tanto en Diputados como en Senadores, no existe el propósito de recomponer a los jubilados o las universidades, algo de sentido común, sino una clara maniobra política oportunista, de desgaste a una gestión sin peso Parlamentario. Algunos tienen la dignidad de decirlo de frente, otros guardan el cuchillo bajo el poncho y encaran el año electoral que se avecina.

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