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También existen razones para el optimismo

También existen razones para el optimismo

Por Lic. Nancy Villarruel, Economista.


Hoy vengo a sembrar esperanza. Por estos días he asistido a algunas conversaciones, presentaciones y al mismo tiempo he tenido la oportunidad de viajar al interior del interior.

Hacia mitad de la semana pude escuchar de boca del titular de uno de los principales holdings de Argentina, el grupo IRSA, el análisis de la evolución de sus negocios y sus perspectivas. Fue una visión refrescante, esperanzadora, casi una apuesta ganadora. Hablamos de un holding que ha tenido fichas ganadoras y perdedoras. Negocios exitosos y fracasos estrepitosos. Lo que se dice “un empresario argentino”, acostumbrado a remarla en épocas adversas y cosechar en épocas de bonanza.

Y aún en el contexto actual,  se atrevió a plantear un panorama en el que vislumbra un negocio de retail que volvería transformado, pero con más fuerza; producción agrícola en expansión, mejores términos de intercambio y mayores inversiones.

En la segunda mitad de la semana, por otro lado, recorrí zonas donde se produjeron lluvias torrenciales, interminables, con gran actividad eléctrica y hasta caída de granizo, en regiones  eminentemente agrícolas que venían siendo castigadas por la peor sequía.

“No hay agua en el perfil para sembrar la fina. Hasta 30/40 centímetros hay humedad, después viene seco allá abajo, debajo del metro y medio vuelve a haber humedad”, declaró un ingeniero agrónomo de Gálvez (Santa Fe).

Según sus estimaciones harían falta unos 150 milímetros para recargar el suelo y llegar hasta agosto/octubre que es el período que más agua necesita el suelo para hacer un piso de rendimiento. Afortunadamente, del 24 al 26 de mayo se registraron acumulados que superaron los 150 milímetros en varias zonas de Entre Ríos y Santa Fe, con picos de 200 y 220.

“La intención de siembra siempre fue alta, pero estábamos esperando esta lluvia”, celebraron los productores. Esto vino a cambiar el panorama, porque ahora piensan en sembrar trigo, ya no sólo por la rotación sino para tener algo de dinero en diciembre, y enfrentar así la campaña de la gruesa. Sino el tirón es hasta marzo, abril o mayo, cuando llegan las cosechas de maíz o soja, se les hacía muy largo.

Tanto en el sector real que incluye consumo, inversiones, sector inmobiliario, etc.; como en la franja productiva del país, se empiezan a ver atisbos de brotes verdes, que no van a salvar uno de los peores años de la historia económica, pero que –sin dudas– traerán más verdes en los próximos años. Stay tunned!

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